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Capítulo 1
1 Y aconteció después de la muerte de Josué, que los hijos de Israel consultaron al SEÑOR, diciendo: ¿Quién subirá por nosotros el primero a pelear contra los cananeos? 2 Y el SEÑOR respondió: Judá subirá; he aquí que he entregado la tierra en sus manos. 3 Y Judá dijo a Simeón su hermano: Sube conmigo a mi suerte, y peleemos contra el cananeo, y yo también iré contigo a tu suerte. Y Simeón fue con él. 4 Y subió Judá, y el SEÑOR entregó en sus manos al cananeo y al ferezeo; y de ellos hirieron en Bezec diez mil hombres. 5 Y hallaron a Adoni-bezec en Bezec, y pelearon contra él; e hirieron al cananeo y al ferezeo. 6 Mas Adoni-bezec huyó; y le siguieron, y le prendieron, y le cortaron los pulgares de las manos y de los pies. 7 Entonces dijo Adoni-bezec: Setenta reyes, cortados los pulgares de sus manos y de sus pies, cogían debajo de mi mesa; como hice, así me ha pagado Dios. Y le metieron en Jerusalén, donde murió. 8 habían combatido los hijos de Judá a Jerusalén, y la habían tomado, y metido a cuchillo, y puesto a fuego la ciudad. 9 Después los hijos de Judá descendieron para pelear contra el cananeo que habitaba en las montañas, y al mediodía, y en los llanos. 10 Y partió Judá contra el cananeo que habitaba en Hebrón, la cual se llamaba antes Quiriat-arba; e hirieron a Sesai, a Ahiman, y a Talmai. 11 Y de allí fue a los que habitaban en Debir, que antes se llamaba Quiriat-sefer. 12 Y dijo Caleb: El que hiriere a Quiriat-sefer, y la tomare, le daré a Acsa mi hija por mujer. 13 Y la tomó Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb; y le dio a Acsa su hija por mujer. 14 Y cuando la llevaban, la persuadió que pidiese a su padre tierras para labrar. Y se bajó del asno, y Caleb le dijo: ¿Qué tienes? 15 Ella entonces le respondió: Dame bendición; que pues me has dado tierra de secadal, me des también fuentes de aguas. Entonces Caleb le dio las fuentes de arriba y las fuentes de abajo. 16 Y los hijos del cineo, suegro de Moisés, subieron de la ciudad de las palmas con los hijos de Judá al desierto de Judá, está al mediodía de Arad; y fueron y habitaron con el pueblo. 17 Y fue Judá a su hermano Simeón, e hirieron al cananeo que habitaba en Sefat, y la asolaron; y pusieron por nombre a la ciudad, Horma. 18 Tomó también Judá a Gaza con su término, y a Ascalón con su término, y a Ecrón con su término. 19 Y el SEÑOR con Judá, echó a los de las montañas; mas no echar a los que habitaban en los llanos, los cuales tenían carros herrados. 20 Y dieron Hebrón a Caleb, como Moisés había dicho; y él echó de allí tres hijos de Anac. 21 Mas al jebuseo que habitaba en Jerusalén, no echaron los hijos de Benjamín, y así el jebuseo habitó con los hijos de Benjamín en Jerusalén hasta hoy. 22 También los de la casa de José subieron a Bet-el; y el SEÑOR con ellos. 23 Y los de la casa de José pusieron espías en Bet-el. (La ciudad antes se llamaba Luz.) 24 Y los que espiaban vieron hombre que salía de la ciudad, y le dijeron: Muéstranos ahora la entrada de la ciudad, y haremos contigo misericordia. 25 Y les mostró la entrada a la ciudad, y la hirieron a filo de espada; mas dejaron a aquel hombre con toda su familia. 26 Y el hombre se fue a la tierra de los heteos, y edificó una ciudad, a la cual llamó Luz; éste es su nombre hasta hoy. 27 Tampoco Manasés echó a de Bet-seán, ni a de sus aldeas, ni a de Taanac y sus aldeas, ni a los que habitaban en Dor y en sus aldeas, ni a los que habitaban en Ibleam y en sus aldeas, ni a los que habitaban en Meguido y en sus aldeas; mas el cananeo quiso habitar en esta tierra. 28 Pero cuando Israel tomó fuerzas hizo al cananeo tributario, mas no lo echó. 29 Tampoco Efraín echó al cananeo que habitaba en Gezer; antes habitó el cananeo en medio de él en Gezer. 30 Tampoco Zabulón echó a los que habitaban en Quitrón y a los que habitaban en Naalal; mas el cananeo habitó en medio de él, y le fueron tributarios. 31 Tampoco Aser echó a los que habitaban en Aco, y a los que habitaban en Sidón, y en Ahlab, y en Aczib, y en Helba, y en Afec, y en Rehob; 32 antes moró Aser entre los cananeos que habitaban en la tierra; pues no los echó. 33 Tampoco Neftalí echó a los que habitaban en Bet-semes, y a los que habitaban en Bet-anat, sino moró entre los cananeos que habitaban en la tierra; mas le fueron tributarios los moradores de Bet-semes, y los moradores de Bet-anat. 34 Los amorreos apretaron a los hijos de Dan hasta el monte; que no los dejaron descender a la campiña. 35 Y quiso el amorreo habitar en el monte de Heres, en Ajalón y en Saalbim; mas cuando la mano de la casa de José tomó fuerzas, los hicieron tributarios. 36 Y el término del amorreo desde la subida de Acrabim, desde la piedra, y arriba.
Capítulo 2
1 Y el ángel del SEÑOR subió de Gilgal a Boquim, y dijo: os saqué de Egipto, y os introduje en la tierra de la cual había jurado a vuestros padres; y dije: No invalidaré jamás mi pacto con vosotros; 2 con tal que vosotros no hagáis alianza con los moradores de esta tierra, antes habéis de destruir sus altares; mas vosotros no habéis oído mi voz; ¿por qué habéis hecho esto? 3 también dije: No los echaré de delante de vosotros, que os serán por costados, y sus dioses por tropezadero. 4 Y cuando el ángel del SEÑOR habló estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo lloró en alta voz. 5 Y llamaron por nombre aquel lugar Boquim; y sacrificaron allí al SEÑOR. 6 Porque ya Josué había despedido al pueblo, y los hijos de Israel se habían ido cada uno a su herencia para poseerla. 7 Y el pueblo había servido al SEÑOR todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que vivieron largos días después de Josué, los cuales habían visto todas las grandes obras del SEÑOR, que el había hecho con Israel. 8 Y murió Josué hijo de Nun, siervo del SEÑOR, siendo de ciento diez años. 9 Y lo enterraron en el término de su heredad en Timnat-sera, en el monte de Efraín, al norte del monte de Gaas. 10 Y toda aquella generación fue también recogida con sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación, que no conocía al SEÑOR, ni la obra que él había hecho a Israel. 11 Y los hijos de Israel hicieron lo malo en ojos del SEÑOR, y sirvieron a los baales. 12 Y dejaron al SEÑOR el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que en sus alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira al SEÑOR. 13 Y dejaron al SEÑOR, y adoraron a Baal y a Astarot. 14 Y el furor del SEÑOR se encendió contra Israel, el cual los entregó en manos de robadores que les robaron, y los vendió en manos de sus enemigos de alrededor; y no pudieron parar más delante de sus enemigos. 15 Por dondequiera que salían, la mano del SEÑOR era contra ellos para mal, como el SEÑOR había dicho, y como el SEÑOR se lo había jurado; así los afligió en gran manera. 16 Mas el SEÑOR despertó jueces que los librasen de mano de los que les saqueaban. 17 Y tampoco oyeron a sus jueces, sino que fornicaron tras dioses ajenos, a los cuales adoraron; y se apartaron presto del camino en que anduvieron sus padres escuchando los mandamientos del SEÑOR; no hicieron así. 18 Y cuando el SEÑOR les despertaba jueces, el SEÑOR era con el juez, y los libraba de mano de los enemigos todo el tiempo de aquel juez; porque el SEÑOR se arrepentía por sus gemidos a causa de los que los oprimían y afligían. 19 Mas al morir el juez, se tornaban, y se corrompían más que sus padres, siguiendo dioses ajenos para servirles, e inclinándose delante de ellos; y nada disminuían de sus obras, ni de su obstinado camino. 20 Y la ira del SEÑOR se encendió contra Israel, y dijo: Pues que esta gente traspasa mi pacto que ordené a sus padres, y no escuchen mi voz, 21 tampoco yo echaré más de delante de ellos a ninguno de estos gentiles que dejó Josué cuando murió; 22 para que por ellos probara a Israel, si guardarían ellos el camino del SEÑOR andando por él, como sus padres lo guardaron, o no. 23 Por esto dejó el SEÑOR aquellos gentiles, y no los desarraigó luego, ni los entregó en mano de Josué.
Capítulo 3
1 Estos, pues, los gentiles que dejó el SEÑOR para probar con ellos a Israel, a todos aquellos que no habían conocido todas las guerras de Canaán; 2 solamente para que el linaje de los hijos de Israel conociese, para enseñarlos en la guerra, solamente que antes no la habían conocido: 3 Cinco príncipes de los filisteos, y todos los cananeos, y los sidonios, y los heveos que habitaban en el monte Líbano, desde el monte de Baal-hermón hasta llegar a Hamat. 4 Estos, pues, fueron para probar por ellos a Israel, para saber si escucharían los mandamientos del SEÑOR, que él había mandado a sus padres por mano de Moisés. 5 Y los hijos de Israel habitaban entre los cananeos, heteos, amorreos, ferezeos, heveos, y jebuseos, 6 tomaron de sus hijas por mujeres, y dieron sus hijas a los hijos de ellos, y sirvieron a sus dioses. 7 Hicieron, pues, los hijos de Israel lo malo en ojos del SEÑOR; y olvidados del SEÑOR su Dios, sirvieron a los baales, y a Astarot. 8 Y la saña del SEÑOR se encendió contra Israel, y los vendió en manos de Cusan-risataim rey de Mesopotamia; y sirvieron los hijos de Israel a Cusan-risataim ocho años. 9 Y clamaron los hijos de Israel al SEÑOR; y el SEÑOR despertó salvador a los hijos de Israel y los libró; , a Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb. 10 Y el Espíritu del SEÑOR vino sobre él, y juzgó a Israel, y salió a batalla, y el SEÑOR entregó en su mano a Cusan-risataim, rey de Siria, y prevaleció su mano contra Cusan-risataim. 11 Y reposó la tierra cuarenta años; y murió Otoniel, hijo de Cenaz. 12 Y volvieron los hijos de Israel a hacer lo malo ante los ojos del SEÑOR; y el SEÑOR esforzó a Eglón rey de Moab contra Israel, por cuanto habían hecho lo malo ante los ojos del SEÑOR. 13 Y juntó consigo a los hijos de Amón y de Amalec, y fue, e hirió a Israel, y tomó la ciudad de las palmas. 14 Y sirvieron los hijos de Israel a Eglón rey de los moabitas dieciocho años. 15 Y clamaron los hijos de Israel al SEÑOR; y el SEÑOR les despertó salvador, a Aod, hijo de Gera, benjamita, el cual tenía cerrada la mano derecha. Y los hijos de Israel enviaron con él presente a Eglón rey de Moab. 16 Y Aod se había hecho un cuchillo de dos filos, de un codo de largo; y se lo ciñó debajo de sus vestidos a su lado derecho. 17 Y presentó el presente a Eglón rey de Moab; y Eglón hombre muy grueso. 18 Y luego que hubo presentado el presente, despidió al pueblo que lo había traído. 19 Mas él se volvió desde los ídolos que en Gilgal, y dijo: Rey, una palabra secreta tengo que decirte. El entonces dijo: Calla. Y salieron de delante de él todos los que estaban con él. 20 Y se llegó Aod a él, el cual estaba sentado solo en una sala de verano. Y Aod dijo: Tengo palabra de Dios para ti. El entonces se levantó de la silla. 21 Mas Aod metió su mano izquierda, y tomó el cuchillo de su lado derecho, y se lo metió por el vientre; 22 de tal manera que la empuñadura entró también tras la hoja, y la grosura encerró la hoja, que él no sacó el cuchillo de su vientre; y salió el estiércol. 23 Y saliendo Aod al patio, cerró tras sí las puertas de la sala con la llave. 24 Y salido él, vinieron sus siervos, los cuales viendo las puertas de la sala cerradas, dijeron: Por ventura cubre sus pies en la sala de verano. 25 Y habiendo esperado hasta estar confusos, que él no abría las puertas de la sala, tomaron la llave y abrieron; y he aquí su señor caído en tierra muerto. 26 Mas entre tanto que ellos se detuvieron, Aod se escapó, y pasando los ídolos, se salvó en Seirat. 27 Y entrando, tocó la trompeta en el monte de Efraín, y los hijos de Israel descendieron con él del monte, y él delante de ellos. 28 Entonces él les dijo: Seguidme, porque el SEÑOR ha entregado vuestros enemigos los moabitas en vuestras manos. Y descendieron en pos de él, y tomaron los vados del Jordán a Moab, y no dejaron pasar a ninguno. 29 Y en aquel tiempo hirieron de los moabitas como diez mil hombres, todos valientes y todos hombres de guerra; no escapó varón. 30 Y Moab fue sujetado aquel día bajo la mano de Israel; y reposó la tierra ochenta años. 31 Después de él fue Samgar hijo de Anat, el cual hirió seiscientos hombres de los filisteos con una aguijada de bueyes; y él también salvó a Israel.
Capítulo 4
1 Mas los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo en ojos del SEÑOR, después de la muerte de Aod. 2 Y el SEÑOR los vendió en mano de Jabín rey de Canaán, el cual reinó en Hazor; y el capitán de su ejército Sísara, y él habitaba en Haroset de los Gentiles. 3 Y los hijos de Israel clamaron al SEÑOR, porque aquél tenía novecientos carros herrados; y había afligido en gran manera a los hijos de Israel por veinte años. 4 Y gobernaba en aquel tiempo a Israel mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot. 5 La cual Débora habitaba debajo de palma entre Ramá y Bet-el, en el monte de Efraín; y los hijos de Israel subían a ella a juicio. 6 Y envió a llamar a Barac hijo de Abinoam, de Cedes de Neftalí, y le dijo: ¿No te ha mandado el SEÑOR Dios de Israel, : Ve, y atrae en el monte de Tabor, y toma contigo diez mil hombres de los hijos de Neftalí, y de los hijos de Zabulón; 7 y atraeré a ti al arroyo de Cisón a Sísara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su ejército, y lo entregaré en tus manos? 8 Y Barac le respondió: Si fueres conmigo, iré; pero si no fueres conmigo, no iré. 9 Y dijo: Iré contigo; mas no será tu honra en el camino que vas; porque en mano de mujer venderá el SEÑOR a Sísara. Y levantándose Débora fue con Barac a Cedes. 10 Y juntó Barac a Zabulón y a Neftalí en Cedes, y subió con diez mil hombres de pie, y Débora subió con él. 11 Y Heber cineo, de los hijos de Hobab suegro de Moisés, se había apartado de los ceneos, y puesto su tienda hasta el valle de Zaanaim, que junto a Cedes. 12 Vinieron, pues, las nuevas a Sísara como Barac hijo de Abinoam había subido al monte de Tabor. 13 Y reunió Sísara todos sus carros, novecientos carros herrados, con todo el pueblo que con él estaba, desde Haroset de los Gentiles hasta el arroyo de Cisón. 14 Entonces Débora dijo a Barac: Levántate; porque éste el día en que el SEÑOR ha de entregar a Sísara en tus manos. ¿No ha salido el SEÑOR delante de ti? Y Barac descendió del monte de Tabor, y diez mil hombres en pos de él. 15 Y el SEÑOR quebrantó a Sísara, y a todos sus carros y a todo su ejército, a filo de espada delante de Barac; y Sísara descendió del carro, y huyó a pie. 16 Mas Barac siguió los carros y el ejército hasta Haroset de los Gentiles, y todo el ejército de Sísara cayó a filo de espada hasta no quedar ni uno. 17 Y Sísara se acogió a pie a la tienda de Jael mujer de Heber cineo; porque había paz entre Jabín rey de Hazor y la casa de Heber cineo. 18 Y saliendo Jael a recibir a Sísara, le dijo: Ven, señor mío, ven a mí, no tengas temor. Y vino a ella a la tienda, y ella le cubrió con manta. 19 Y él le dijo: Dame a beber ahora un poco de agua, que tengo sed. Y abrió un odre de leche y le dio de beber, y le volvió a cubrir. 20 Y él le dijo: Estáte a la puerta de la tienda, y si alguien viniere, y te preguntare, diciendo: ¿Hay aquí alguno? Tú responderás que no. 21 Y Jael, mujer de Heber, tomó la estaca de la tienda, y poniendo un mazo en su mano, vino a él calladamente, y le metió la estaca por las sienes, y la enclavó en la tierra, él estaba cargado de sueño y cansado; y murió. 22 Y siguiendo Barac a Sísara, Jael salió a recibirlo, y le dijo: Ven, y te mostraré al varón que tú buscas. Y él entró donde ella estaba, y he aquí Sísara yacía muerto con la estaca por la sien. 23 Y aquel día sujetó Dios a Jabín, rey de Canaán, delante de los hijos de Israel. 24 Y la mano de los hijos de Israel comenzó a crecer y a fortificarse contra Jabín rey de Canaán, hasta que lo destruyeron.
Capítulo 5
1 Y aquel día cantó Débora, con Barac, hijo de Abinoam, diciendo: 2 Porque ha vengado las injurias de Israel, porque el pueblo se ha ofrecido de su voluntad, load al SEÑOR. 3 Oíd, reyes; estad, oh príncipes, atentos; yo cantaré al SEÑOR, diré salmos al SEÑOR Dios de Israel. 4 Cuando saliste de Seir, oh SEÑOR, cuando te apartaste del campo de Edom, la tierra tembló, y los cielos destilaron, y las nubes gotearon aguas. 5 Los montes se derritieron delante del SEÑOR, aquel Sinaí, delante del SEÑOR Dios de Israel. 6 En los días de Samgar hijo de Anat, en los días de Jael, cesaron los caminos, y los que andaban por las sendas se apartaban por sendas torcidas. 7 Las aldeas habían cesado en Israel, habían cesado; hasta que Débora me levanté, me levanté madre en Israel. 8 Al escoger nuevos dioses, la guerra a las puertas. ¿Se veía escudo o lanza entre cuarenta mil en Israel? 9 Mi corazón por los príncipes de Israel, por los voluntarios en el pueblo; load al SEÑOR. 10 los que cabalgáis en asnas blancas, los que presidís en juicio, y los que andáis camino, hablad. 11 A causa del estruendo de los arqueros, entre los que sacan las aguas, allí recuentan las justicias del SEÑOR, las justicias de sus aldeas en Israel. Ahora bajará el pueblo del SEÑOR a las puertas. 12 Levántate, levántate, Débora; levántate, levántate; profiere un cántico. Levántate, Barac, y lleva tus cautivos, hijo de Abinoam. 13 Ahora ha hecho que el que quedó del pueblo, señoree a los magníficos; el SEÑOR me hizo enseñorear sobre los fuertes. 14 De Efraín salió su raíz contra Amalec, tras ti Benjamín contra tus pueblos; de Maquir descendieron príncipes, y de Zabulón los que solían manejar punzón de escribiente. 15 Príncipes también de Isacar con Débora; y Isacar, como Barac se puso a pie en el valle. De las divisiones de Rubén grandes los pensamientos del corazón. 16 ¿Por qué te quedaste entre las majadas, para oír los balidos de los rebaños? De las divisiones de Rubén grandes son los pensamientos del corazón. 17 Galaad se quedó al otro lado del Jordán; y Dan ¿por qué se estuvo junto a los navíos? Aser se asentó a la ribera del mar, y en sus quebraduras se quedó. 18 El pueblo de Zabulón expuso su vida a la muerte, y Neftalí en las alturas del campo. 19 Vinieron reyes y pelearon; entonces pelearon los reyes de Canaán en Taanac, junto a las aguas de Meguido, mas no llevaron ganancia alguna de dinero. 20 De los cielos pelearon; las estrellas desde sus caminos pelearon contra Sísara. 21 Los barrió el arroyo de Cisón, el antiguo arroyo, el arroyo de Cisón. Pisaste, oh alma mía, con fortaleza. 22 Los cascos de los caballos se embotaron entonces, por las pisadas, por las pisadas de sus valientes. 23 Maldecid a Meroz, dijo el ángel del SEÑOR; maldecid severamente a sus moradores, porque no vinieron en socorro al SEÑOR, en socorro al SEÑOR contra los fuertes. 24 Bendita sobre las mujeres Jael, mujer de Heber cineo; sobre las mujeres bendita sea en la tienda. 25 pidió agua, y le dio leche; en tazón de nobles le presentó crema. 26 Su mano tendió a la estaca, y su diestra al mazo de trabajadores; y majó a Sísara; le quitó la cabeza; hirió, y atravesó sus sienes. 27 Cayó encorvado entre sus pies, quedó tendido; entre sus pies cayó encorvado; donde se encorvó, allí cayó muerto. 28 La madre de Sísara asomándose a la ventana aulla, por entre las rejas, : ¿Por qué se detiene su carro, que no viene? ¿Por qué las ruedas de sus carros se tardan? 29 Las sabias de sus príncipes le respondían; y aun ella se respondía a sí misma. 30 ¿No han hallado despojos, y están repartiendo? A cada uno una doncella, o dos; los despojos de colores para Sísara, los despojos bordados de colores; color bordada de ambos lados, para el capitán de los despojos. 31 Así perezcan todos tus enemigos, oh SEÑOR; mas los que te aman, como el sol cuando nace en su fuerza. Y la tierra reposó cuarenta años.
Capítulo 6
1 Mas los hijos de Israel hicieron lo malo en los ojos del SEÑOR; y el SEÑOR los entregó en las manos de Madián por siete años. 2 Y la mano de Madián prevaleció contra Israel. Y los hijos de Israel, por causa de los madianitas, se hicieron cuevas en los montes, y cavernas, y lugares fuertes. 3 Porque cuando los de Israel habían sembrado, subían los madianitas, y amalecitas, y los orientales. Subían contra ellos, 4 y asentando campamento contra ellos destruían los frutos de la tierra, hasta llegar a Gaza; y no dejaban qué comer en Israel, ni ovejas, ni bueyes, ni asnos. 5 Porque subían ellos y sus ganados, y venían con sus tiendas en grande multitud como langostas, que no número en ellos ni en sus camellos; venían a la tierra destruyéndola. 6 Era, , Israel en gran manera empobrecida por los madianitas; y los hijos de Israel clamaron al SEÑOR. 7 Y cuando los hijos de Israel hubieron clamado al SEÑOR, a causa de los madianitas, 8 el SEÑOR envió varón profeta a los hijos de Israel, el cual les dijo: Así dijo el SEÑOR Dios de Israel: Yo os saqué de Egipto, y de la casa de servidumbre os saqué; 9 yo os libré de mano de los egipcios, y de mano de todos los que os afligieron, a los cuales eché de delante de vosotros, y os di su tierra. 10 Y os dije: Yo el SEÑOR vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis; mas no oísteis mi voz. 11 Y vino el ángel del SEÑOR, y se sentó debajo del alcornoque que en Ofra, el cual de Joás abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para hacerlo esconder de los madianitas. 12 Y el ángel del SEÑOR se le apareció, y le dijo: el SEÑOR contigo, varón esforzado y valiente. 13 Y Gedeón le respondió: Ah, Señor mío, si el SEÑOR es con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó el SEÑOR de Egipto? Y ahora el SEÑOR nos ha desamparado, y nos ha entregado en manos de los madianitas. 14 Y mirándole el SEÑOR, le dijo: Ve con esta tu fortaleza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío ? 15 Entonces le respondió: Ahora pues, Señor mío, ¿con qué tengo de salvar a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre. 16 Y el SEÑOR le dijo: Porque seré contigo, y herirás a los madianitas como a un solo hombre. 17 Y él respondió: Yo te ruego, que si he hallado gracia delante de ti, me des señal de que tú has hablado conmigo. 18 Te ruego que no te vayas de aquí, hasta que a ti vuelva, y saque mi presente, y lo ponga delante de ti. Y él respondió: Yo esperaré hasta que vuelvas. 19 Y entrándose Gedeón aderezó un cabrito, y panes sin levadura de un efa de harina; y puso la carne en un canastillo, y el caldo en una olla, y sacándolo se lo presentó debajo de aquel alcornoque. 20 Y el ángel de Dios le dijo: Toma la carne, y los panes sin levadura, y ponlos sobre esta peña, y vierte el caldo. Y él lo hizo así. 21 Y extendiendo el ángel del SEÑOR el canto del bordón que en su mano, tocó en la carne y en los panes sin levadura; y subió fuego de la peña, el cual consumió la carne y los panes sin levadura. Y el ángel del SEÑOR desapareció de delante de él. 22 Y viendo Gedeón que era el ángel del SEÑOR, dijo: Ay, Señor DIOS, que he visto al ángel del SEÑOR cara a cara. 23 Y el SEÑOR le dijo: Paz a ti; no tengas temor, no morirás. 24 Y edificó allí Gedeón altar al SEÑOR, al que llamó El SEÑOR es la Paz ( ); hasta hoy en Ofra de los abiezeritas. 25 Y aconteció que la misma noche le dijo el SEÑOR: Toma un toro del hato de tu padre, y otro toro de siete años, y derriba el altar de Baal que tu padre tiene, y corta también el bosque junto a él; 26 y edifica altar al SEÑOR tu Dios en la cumbre de este peñasco en lugar conveniente; y tomando el segundo toro, sacrifícalo en holocausto sobre la leña del bosque que habrás cortado. 27 Entonces Gedeón tomó diez varones de sus siervos, e hizo como el SEÑOR le dijo. Mas temiendo hacerlo de día, por la familia de su padre y por los hombres de la ciudad, lo hizo de noche. 28 Y a la mañana, cuando los de la ciudad se levantaron, he aquí que el altar de Baal estaba derribado, y el bosque que junto a él, cortado; y segundo toro sacrificado en holocausto sobre el altar edificado . 29 Y dijeron el uno al otro: ¿Quién ha hecho esto? Y buscando e inquiriendo, les dijeron: Gedeón hijo de Joás lo ha hecho. Entonces los hombres de la ciudad dijeron a Joás: 30 Saca fuera tu hijo para que muera, por cuanto ha derribado el altar de Baal y ha cortado el bosque que junto a él. 31 Y Joás respondió a todos los que estaban junto a él: ¿Tomaréis vosotros el pleito por Baal? o ¿le salvaréis vosotros? Cualquiera que tomare el pleito por él, que muera mañana. Si es Dios, pleitee por sí con el que derribó su altar. 32 Y aquel día le llamó Jerobaal; porque dijo: Pleitee Baal contra el que derribó su altar. 33 Y todos los madianitas, y amalecitas, y orientales, se juntaron a una, y pasando asentaron campamento en el valle de Jezreel. 34 Y el espíritu del SEÑOR se envistió en Gedeón, el cual cuando hubo tocado la trompeta, Abiezer se juntó con él. 35 Y envió mensajeros por todo Manasés, el cual también se juntó con él; envió mensajeros a Aser, y a Zabulón, y a Neftalí, los cuales salieron a encontrarles. 36 Y Gedeón preguntó a Dios: ¿has de salvar a Israel por mi mano, como has dicho? 37 He aquí que yo pondré un vellón de lana en la era; y si el rocío estuviere en el vellón solamente, quedando seca toda la otra tierra, entonces entenderé que has de salvar a Israel por mi mano, como lo has dicho. 38 Y aconteció así; porque cuando se levantó de mañana, exprimiendo el vellón sacó de él el rocío, un vaso lleno de agua. 39 Mas Gedeón dijo a Dios: No se encienda tu ira contra mí, si aún hablare esta vez; solamente probaré ahora otra vez con el vellón. Te ruego que la sequedad sea sólo en el vellón, y el rocío sobre la tierra. 40 Y aquella noche lo hizo Dios así; porque la sequedad fue sólo en el vellón, y en toda la tierra estuvo el rocío.
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