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Capítulo 16
1 En el año diecisiete de Peka hijo de Remalías, comenzó a reinar Acaz hijo de Jotam rey de Judá. 2 Cuando comenzó a reinar Acaz, era de veinte años, y reinó en Jerusalén dieciséis años; y no hizo recto en ojos del SEÑOR su Dios, como David su padre; 3 antes anduvo en el camino de los reyes de Israel, y aun hizo pasar por el fuego a su hijo, según las abominaciones de los gentiles que el SEÑOR echó de delante de los hijos de Israel. 4 Asimismo sacrificó, y quemó incienso en los altos, y sobre los collados, y debajo de todo árbol umbroso. 5 Entonces Rezín rey de Siria, y Peka hijo de Remalías rey de Israel, subieron a Jerusalén para hacer guerra, y cercar a Acaz; mas no pudieron tomarla. 6 En aquel tiempo Rezín rey de Siria restituyó Elat a Siria, y echó a los Judíos de Elat; y los Siros vinieron a Elat, y habitaron allí hasta hoy. 7 Entonces Acaz envió embajadores a Tiglat-pileser rey de Asiria, diciendo: Yo tu siervo y tu hijo; sube, y defiéndeme de mano del rey de Siria, y de mano del rey de Israel, que se han levantado contra mí. 8 Y tomando Acaz la plata y el oro que se halló en la Casa del SEÑOR, y en los tesoros de la casa real, envió al rey de Asiria presente. 9 Y le oyó el rey de Asiria; y subió el rey de Asiria contra Damasco, y la tomó, y trasportó los moradores a Cirene, y mató a Rezín. 10 Y fue el rey Acaz a encontrar a Tiglat-pileser rey de Asiria en Damasco; y viendo el rey Acaz el altar que en Damasco, envió a Urías sacerdote el diseño y la descripción del altar, conforme a toda su hechura. 11 Y Urías el sacerdote edificó el altar; conforme a todo lo que el rey Acaz había enviado de Damasco, así lo hizo el sacerdote Urías, entre tanto que el rey Acaz venía de Damasco. 12 Y luego que vino el rey de Damasco, y hubo visto el altar, se acercó el rey a él, y sacrificó en él; 13 y encendió su holocausto, y su presente, y derramó sus libaciones, y esparció la sangre de sus pacíficos junto al altar. 14 Y el altar de bronce que delante del SEÑOR, lo hizo acercar delante de la frontera de la Casa, entre el altar y el templo del SEÑOR, y lo puso al lado del altar hacia el aquilón. 15 Y mandó el rey Acaz al sacerdote Urías, diciendo: En el gran altar encenderás el holocausto de la mañana y el presente de la tarde, y el holocausto del rey y su presente, y asimismo el holocausto de todo el pueblo de la tierra y su presente, y sus libaciones; y toda sangre de holocausto, y toda sangre de sacrificio, esparcirás junto a él; y el altar de bronce será mío para consultar . 16 E hizo el sacerdote Urías conforme a todas las cosas que el rey Acaz le mandó. 17 Y cortó el rey Acaz las molduras de las basas, y les quitó las fuentes; quitó el mar de sobre los bueyes de bronce que debajo de él, y lo puso sobre el solado de piedra. 18 Asimismo la tienda del sábado que habían edificado en la Casa, y el pasadizo de afuera del rey, los mudó a las espaldas de la Casa del SEÑOR, por amor del rey de Asiria. 19 Lo demás de los hechos de Acaz que hizo, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 20 Y durmió el rey Acaz con sus padres y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David; y reinó en su lugar Ezequías su hijo.
Capítulo 17
1 En el año duodécimo de Acaz rey de Judá, comenzó a reinar Oseas hijo de Ela en Samaria sobre Israel; nueve años. 2 E hizo lo malo en ojos del SEÑOR, aunque no como los reyes de Israel que antes de él habían sido. 3 Contra éste subió Salmanasar rey de los Asirios; y Oseas fue hecho su siervo, y le pagaba tributo. 4 Mas el rey de Asiria halló que Oseas hacía conjuración; porque había enviado embajadores a So, rey de Egipto, y ya no pagaba tributo al rey de Asiria, como cada año; y el rey de Asiria le detuvo, y le aprisionó en la casa de la cárcel. 5 Y el rey de Asiria partió contra toda la tierra, y subió contra Samaria, y estuvo sobre ella tres años. 6 En el año nueve de Oseas tomó el rey de Asiria a Samaria, y trasportó a Israel a Asiria, y los puso en Halah, y en Habor, junto al río de Gozán, y en las ciudades de los Medos. 7 Porque como los hijos de Israel pecasen contra el SEÑOR su Dios, que los sacó de tierra de Egipto de bajo la mano de Faraón rey de Egipto, y temiesen a dioses ajenos, 8 y anduviesen en los estatutos de los gentiles que el SEÑOR había lanzado delante de los hijos de Israel, y en los de los reyes de Israel, que hicieron; 9 y como los hijos de Israel paliasen cosas no rectas contra el SEÑOR su Dios, edificándose altos en todas sus ciudades, desde las torres de las atalayas hasta las ciudades fuertes, 10 y se levantasen estatuas y bosques en todo collado alto, y debajo de todo árbol umbroso, 11 y quemasen allí incienso en todos los altos a la manera de los gentiles, los cuales el SEÑOR había traspuesto delante de ellos, e hiciesen cosas muy malas para provocar a ira al SEÑOR, 12 sirviendo a los ídolos, de los cuales el SEÑOR les había dicho: Vosotros no haréis esto. 13 El SEÑOR protestaba entonces contra Israel y contra Judá, por mano de todos los profetas, y de todos los videntes, diciendo: Volveos de vuestros malos caminos, y guardad mis mandamientos, y mis ordenanzas, conforme a todas las leyes que mandé a vuestros padres, y que os he enviado por mano de mis siervos los profetas. 14 Mas ellos no escucharon, antes endurecieron su cerviz, como la cerviz de sus padres, los cuales nunca creyeron en el SEÑOR su Dios. 15 Y desecharon sus estatutos, y su pacto que él había concertado con sus padres; y sus testimonios, que él había protestado contra ellos; y siguieron la vanidad, y fueron hechos vanos, y en pos de los gentiles que alrededor de ellos, de las cuales les había mandado el SEÑOR que no hiciesen a la manera de ellos. 16 Y dejaron todos los mandamientos del SEÑOR su Dios, y se hicieron vaciadizos, dos becerros; e hicieron bosques, y adoraron a todo el ejército del cielo, y sirvieron a Baal; 17 e hicieron pasar a sus hijos y a sus hijas por fuego; y adivinaron adivinaciones y eran agüeros, y se entregaron a hacer lo malo en ojos del SEÑOR, provocándole a ira. 18 Y el SEÑOR se airó en gran manera contra Israel, y los quitó de delante de su rostro; que no quedó sino sólo la tribu de Judá. 19 Mas ni aun Judá guardó los mandamientos del SEÑOR su Dios; antes anduvieron en los estatutos de Israel, los cuales hicieron. 20 Y desechó el SEÑOR toda la simiente de Israel, y los afligió, y los entregó en manos de saqueadores, hasta echarlos de su presencia. 21 Porque cortó a Israel de la casa de David, y se hicieron rey a Jeroboam hijo de Nabat; y Jeroboam rempujó a Israel de en pos del SEÑOR, y les hizo cometer gran pecado. 22 Y los hijos de Israel anduvieron en todos los pecados de Jeroboam, que él hizo, sin apartarse de ellos; 23 hasta tanto que el SEÑOR quitó a Israel de delante de su rostro, como lo había él dicho por mano de todos los profetas sus siervos; e Israel fue trasportado de su tierra a Asiria, hasta hoy. 24 Y trajo el rey de Asiria de Babilonia, y de Cuta, y de Ava, y de Hamat, y de Sefarvaim, y los puso en las ciudades de Samaria en lugar de los hijos de Israel; y poseyeron a Samaria, y habitaron en sus ciudades. 25 Y aconteció al principio, cuando comenzaron a habitar allí, que no temiendo ellos al SEÑOR, envió el SEÑOR contra ellos leones que los mataban. 26 Entonces dijeron ellos al rey de Asiria: Los gentiles que tú traspasaste y pusiste en las ciudades de Samaria, no saben el juicio del Dios de aquella tierra, y él ha echado leones en ellos, y he aquí los matan, porque no saben el juicio del Dios de la tierra. 27 Y el rey de Asiria mandó, diciendo: Llevad allí a alguno de los sacerdotes que trajisteis de allá; y vayan, y habiten allí, y les enseñen el juicio del Dios de la tierra. 28 Y vino uno de los sacerdotes que habían trasportado de Samaria, y habitó en Bet-el, y les enseñó cómo habían de temer al SEÑOR. 29 Mas cada nación se hizo sus dioses, y los pusieron en los templos de los altos que habían hecho los de Samaria; cada nación en su ciudad donde habitaba. 30 Los de Babilonia a Sucot-benot, y los de Cuta hicieron a Nergal, y los de Hamat hicieron a Asima; 31 los heveos hicieron a Nibhaz y a Tartac; y los de Sefarvaim quemaban sus hijos con fuego a Adramelec y a Anamelec, dioses de Sefarvaim. 32 Y temían al SEÑOR; e hicieron del pueblo sacerdotes de los altos, quienes sacrificaban para ellos en los templos de los altos. 33 Temían al SEÑOR, y honraban a sus dioses, según la costumbre de los gentiles que habían hecho traspasar de allí. 34 Hasta hoy hacen como primero; que ni temen al SEÑOR, ni guardan sus estatutos, ni sus ordenanzas; ni hacen según la ley y los mandamientos que mandó el SEÑOR a los hijos de Jacob, al cual puso el nombre de Israel; 35 con los cuales el SEÑOR había hecho pacto, y les mandó, diciendo: No temeréis a otros dioses, ni los adoraréis, ni les serviréis, ni les sacrificaréis; 36 mas solamente al SEÑOR vuestro Dios, que os sacó de tierra de Egipto con potencia grande y brazo extendido, a éste temeréis, y a éste adoraréis, y a éste haréis sacrificio. 37 Los estatutos, y derechos, y ley, y mandamientos, que os dio por escrito, cuidaréis de cumplirlos todos los días, y no temeréis dioses ajenos. 38 Y no olvidaréis el pacto que hice con vosotros; ni temeréis dioses ajenos. 39 Mas temed al SEÑOR vuestro Dios, y él os librará de mano de todos vuestros enemigos. 40 Pero ellos no escucharon; antes hicieron según su costumbre antigua. 41 Así temieron al SEÑOR aquellos gentiles, y sirvieron a sus ídolos; y asimismo sus hijos y sus nietos, según que hicieron sus padres, así hacen hasta hoy.
Capítulo 18
1 En el tercer año de Oseas hijo de Ela rey de Israel, comenzó a reinar Ezequías hijo de Acaz rey de Judá. 2 Cuando comenzó a reinar era de veinticinco años, y reinó en Jerusalén veintinueve años. El nombre de su madre Abi hija de Zacarías. 3 El hizo lo recto en ojos del SEÑOR, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre. 4 El quitó los altos, y quebró las imágenes, y taló los bosques, e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel; y le llamó por nombre Nehustán ( ). 5 En el SEÑOR Dios de Israel puso su esperanza; después ni antes de él no hubo otro como él en todos los reyes de Judá. 6 Porque se llegó al SEÑOR, y no se apartó de él, y guardó los mandamientos que el SEÑOR mandó a Moisés. 7 Y el SEÑOR fue con él; y en todas las cosas a que salía prosperaba. El rebeló contra el rey de Asiria, y no le sirvió. 8 Hirió también a los filisteos hasta Gaza y sus términos, desde las torres de las atalayas hasta la ciudad fortalecida. 9 En el cuarto año del rey Ezequías, que era el año séptimo de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, subió Salmanasar rey de los Asirios contra Samaria, y la cercó. 10 Y la tomaron al cabo de tres años; , en el sexto año de Ezequías, el cual era el año noveno de Oseas rey de Israel, y fue tomada Samaria. 11 Y el rey de Asiria traspuso a Israel a Asiria, y los puso en Halah, y en Habor, junto al río de Gozán, y en las ciudades de los Medos: 12 Por cuanto no habían oído la voz del SEÑOR su Dios, antes habían quebrantado su pacto; y todas las cosas que Moisés siervo de Dios había mandado, ni las habían oído, ni cumplido. 13 Y a los catorce años del rey Ezequías, subió Senaquerib rey de Asiria contra todas las ciudades fuertes de Judá, y las tomó. 14 Entonces Ezequías rey de Judá envió a decir al rey de Asiria en Laquis: Yo he pecado; vuélvete de mí, y yo llevaré todo lo que me impusieres. Entonces el rey de Asiria impuso a Ezequías rey de Judá trescientos talentos de plata, y treinta talentos de oro. 15 Y Ezequías dio toda la plata que fue hallada en la Casa del SEÑOR, y en los tesoros de la casa real. 16 Entonces rompió Ezequías las puertas del templo del SEÑOR, y los quiciales que el rey Ezequías había cubierto , y lo dio al rey de Asiria. 17 Y el rey de Asiria envió a Tartán y a Rabsaris y a Rabsaces desde Laquis al rey Ezequías con un grande ejército contra Jerusalén; y subieron, y vinieron a Jerusalén. Y subieron, y vinieron, y pararon junto al conducto del estanque de arriba, que en el camino de la heredad del lavador. 18 Y llamaron al rey, y salió a ellos Eliacim hijo de Hilcías, que era mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller. 19 Y les dijo Rabsaces: Decid ahora a Ezequías: Así dice el gran rey, el rey de Asiria: ¿Qué confianza es esta en que tú estás? 20 Dices, (por cierto palabras de labios): Consejo y esfuerzo para la guerra. Mas ¿en qué confías, que te has rebelado contra mí? 21 He aquí tú confías ahora en este bordón de caña quebrado, Egipto, en el que si alguno se apoyare, le entrará por la mano, y se le pasará. Tal es Faraón rey de Egipto, para todos los que en él confían. 22 Y si me decís: confiamos en el SEÑOR nuestro Dios, ¿no es aquél cuyos altos y altares ha quitado Ezequías, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: Delante de este altar adoraréis en Jerusalén? 23 Por tanto, ahora yo te ruego que des rehenes a mi señor, el rey de Asiria, y yo te daré dos mil caballos, si tú pudieres dar jinetes para ellos. 24 ¿Cómo, pues, harás volver el rostro de un capitán, al menor de los siervos de mi señor, aunque estés confiado en Egipto por sus carros y su gente de a caballo? 25 Además, ¿he venido ahora sin el SEÑOR a este lugar, para destruirlo? El SEÑOR me ha dicho: Sube a esta tierra, y destrúyela. 26 Entonces dijo Eliacim hijo de Hilcías, y Sebna y Joa, a Rabsaces: Te ruego que hables a tus siervos siriaco, porque nosotros lo entendemos, y no hables con nosotros judaico a oídos del pueblo que sobre el muro. 27 Y Rabsaces les dijo: ¿Me ha enviado mi señor a ti y a tu señor para decir estas palabras, y no antes a los hombres que están sobre el muro, para comer su estiércol, y beber el agua de sus pies con vosotros? 28 Y se paró Rabsaces, y clamó a gran voz en judaico, y habló, diciendo: Oíd la palabra del gran rey, el rey de Asiria. 29 Así dijo el rey: No os engañe Ezequías, porque no os podrá librar de mi mano. 30 Y no os haga Ezequías confiar en el SEÑOR, diciendo: De cierto nos librará el SEÑOR, y esta ciudad no será entregada en mano del rey de Asiria. 31 No oigáis a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: Dadme presente, y salid a mí, y cada uno comerá de su vid, y de su higuera, y cada uno beberá las aguas de su pozo; 32 hasta que venga, y os lleve a tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas; tierra de olivas, de aceite, y de miel; y viviréis, y no moriréis. No oigáis a Ezequías, porque os engaña cuando dice: El SEÑOR nos librará. 33 ¿Por ventura han librado los dioses de los gentiles cada uno su tierra de la mano del rey de Asiria? 34 ¿Dónde el dios de Hamat, y de Arfad? ¿Dónde el dios de Sefarvaim, de Hena, y de Iva? ¿Pudieron éstos librar a Samaria de mi mano? 35 ¿Qué dios de todos los dioses de las provincias ha librado a su provincia de mi mano, para que libre el SEÑOR de mi mano a Jerusalén? 36 Y el pueblo calló, que no le respondieron palabra; porque había mandamiento del rey, el cual había dicho: No le respondáis. 37 Entonces Eliacim hijo de Hilcías, que era mayordomo, y Sebna el escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, vinieron a Ezequías, rotos sus vestidos, y le recitaron las palabras de Rabsaces.
Capítulo 19
1 Y cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestidos, y se cubrió de cilicio, y entró en la Casa del SEÑOR. 2 Y envió a Eliacim el mayordomo, y a Sebna escriba, y a los ancianos de los sacerdotes, vestidos de cilicio a Isaías profeta hijo de Amós, 3 que le dijesen: Así dijo Ezequías: Este día es día de angustia, y de reprensión, y de blasfemia; porque los hijos han venido hasta la rotura, y la que da a luz no tiene fuerzas. 4 Por ventura oirá el SEÑOR tu Dios todas las palabras de Rabsaces, al cual el rey de los Asirios su señor ha enviado para injuriar al Dios vivo, y reprenderá las palabras, las cuales el SEÑOR tu Dios ha oído; por tanto, eleva oración por las reliquias que aun se hallan. 5 Vinieron pues los siervos del rey Ezequías a Isaías. 6 E Isaías les respondió: Así diréis a vuestro señor: Así dijo el SEÑOR: No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria. 7 He aquí yo pongo en él espíritu, y oirá rumor, y volverá a su tierra; y yo haré que en su tierra caiga a cuchillo. 8 Y regresando Rabsaces, halló al rey de Asiria combatiendo a Libna; porque había oído que se había partido de Laquis. 9 Y oyó decir de Tirhaca rey de Etiopía: He aquí es salido para hacerte guerra. Entonces volvió él, y envió embajadores a Ezequías, diciendo: 10 Así diréis a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú confías, para decir: Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria. 11 He aquí has oído lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, destruyéndolas, ¿y has tú de escapar? 12 ¿Por ventura los libraron los dioses de los gentiles, que mis padres destruyeron, , Gozán, y Harán, y Resef, y los hijos de Edén que en Telasar? 13 ¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de Arfad, el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena, y de Iva? 14 Y tomó Ezequías las letras de mano de los embajadores; y después que las hubo leído, subió a la Casa del SEÑOR, y las extendió Ezequías delante del SEÑOR. 15 Y oró Ezequías delante del SEÑOR, diciendo: SEÑOR Dios de Israel, que habitas los querubines, tú solo eres Dios a todos los reinos de la tierra; tú hiciste el cielo y la tierra. 16 Inclina, oh SEÑOR, tu oído, y oye; abre, oh SEÑOR, tus ojos, y mira; y oye las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente. 17 Es verdad, oh SEÑOR, que los reyes de Asiria han destruido los gentiles y sus tierras; 18 y que pusieron en el fuego a sus dioses, por cuanto ellos no dioses, sino obra de manos de hombres, madera o piedra, y los destruyeron. 19 Ahora, pues, oh SEÑOR Dios nuestro, sálvanos ahora de su mano, para que sepan todos los reinos de la tierra que tú solo eres el SEÑOR Dios. 20 Entonces Isaías hijo de Amós envió a decir a Ezequías: Así dijo el SEÑOR, Dios de Israel: Lo que me rogaste acerca de Senaquerib rey de Asiria, he oído. 21 Esta la palabra que el SEÑOR ha hablado contra él: ¿Te ha menospreciado? ¿Te ha escarnecido, oh virgen hija de Sion? Ha movido su cabeza detrás de ti hija de Jerusalén. 22 ¿A quién has injuriado y a quién has blasfemado? ¿Y contra quién has hablado alto, y has alzado en alto tus ojos? Contra el Santo de Israel. 23 Por mano de tus mensajeros has proferido injuria contra el Señor, y has dicho: Con la multitud de mis carros he subido a las cumbres de los montes; a las cuestas del Líbano, y cortaré sus altos cedros, sus hayas escogidas; y entraré a la morada de su término, al monte de su Carmel. 24 Yo he cavado y bebido las aguas ajenas, y he secado con las plantas de mis pies todos los ríos de munición. 25 ¿Nunca has oído que desde largo tiempo la hice yo, y de días antiguos la he formado? Y ahora la he hecho venir, y será para destrucción de ciudades fuertes en montones de ruinas. 26 Y sus moradores, cortos de manos, quebrantados y confusos, serán hierba del campo, legumbre verde; heno de los tejados, que antes que venga a madurez es seco. 27 he sabido tu asentarte, tu salir y tu entrar, y tu furor contra mí. 28 Por cuanto te has airado contra mí, y tu estruendo ha subido a mis oídos; por tanto pondré mi anzuelo en tus narices, y mi freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde viniste. 29 Y esto te por señal: Este año comerás lo que nacerá de suyo, y el segundo año lo que a nacer de suyo; y el tercer año haréis sementera, y segaréis, y plantaréis viñas, y comeréis el fruto de ellas. 30 Y lo que hubiere escapado, lo que habrá quedado de la casa de Judá, volverá a echar raíz abajo, y hará fruto arriba. 31 Porque saldrán de Jerusalén remanente, y salvación del monte de Sion; el celo del SEÑOR de los ejércitos hará esto. 32 Por tanto, el SEÑOR dice así del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni echará saeta en ella; ni vendrá delante de ella escudo, ni será echado contra ella baluarte. 33 Por el camino que vino se volverá, y no entrará en esta ciudad, dice el SEÑOR. 34 Porque ampararé a esta ciudad para salvarla, por amor de mí, y por amor de David mi siervo. 35 Y aconteció la misma noche salió el ángel del SEÑOR, e hirió en el campamento de los Asirios ciento ochenta y cinco mil ; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí los cuerpos de los muertos. 36 Entonces Senaquerib, rey de Asiria se partió, y se fue de allí y se estuvo en Nínive. 37 Y aconteció, que estando él adorando en el templo de Nisroc su dios, Adramelec y Sarezer sus hijos lo hirieron a cuchillo; y huyeron a tierra de Ararat. Y reinó en su lugar Esar-hadón su hijo.
Capítulo 20
1 En aquellos días cayó Ezequías enfermo de muerte, y vino a él Isaías profeta hijo de Amós, y le dijo: El SEÑOR dice así: Dispón de tu casa, porque has de morir, y no vivirás. 2 Entonces volvió él su rostro a la pared, y oró al SEÑOR, y dijo: 3 Te ruego, oh SEÑOR, te ruego que hagas memoria de que he andado delante de ti en verdad y en corazón perfecto; y que he hecho las cosas que te agradan. Y lloró Ezequías con gran lloro. 4 Y antes que Isaías saliese hasta la mitad del patio, vino palabra del SEÑOR a Isaías, diciendo: 5 Vuelve, y di a Ezequías, príncipe de mi pueblo: Así dice el SEÑOR, el Dios de David tu padre: Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí yo te sano; al tercer día subirás a la Casa del SEÑOR. 6 Y añadiré a tus días quince años, y te libraré a ti y a esta ciudad de mano del rey de Asiria; y ampararé esta ciudad por amor de mí, y por amor de David mi siervo. 7 Y dijo Isaías: Tomad masa de higos. Y tomándola, la pusieron sobre la llaga, y sanó. 8 Y Ezequías había dicho a Isaías: ¿Qué señal tendré de que el SEÑOR me sanará, y que al tercer día subiré a la Casa del SEÑOR? 9 Y respondió Isaías: Esta señal tendrás del SEÑOR, de que hará el SEÑOR esto que ha dicho: ¿Avanzará la sombra diez grados, o retrocederá diez grados? 10 Y Ezequías respondió: Fácil cosa que la sombra decline diez grados; pero, que la sombra vuelva atrás diez grados. 11 Entonces el profeta Isaías clamó al SEÑOR; e hizo volver la sombra por los grados que había descendido en el reloj de Acaz, diez grados atrás. 12 En aquel tiempo Merodac-baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió letras y presentes a Ezequías, porque había oído que Ezequías había caído enfermo. 13 Y Ezequías los oyó, y les mostró toda la casa de las cosas preciosas, plata, oro, y especiería, y ungüento precioso; y la casa de sus armas, y todo lo que había en sus tesoros; ninguna cosa quedó que Ezequías no les mostrase, así en su casa como en todo su señorío. 14 Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías, y le dijo: ¿Qué dijeron aquellos varones, y de dónde vinieron a ti? Y Ezequías le respondió: De lejanas tierras han venido, de Babilonia. 15 Y él le volvió a decir: ¿Qué vieron en tu casa? Y Ezequías respondió: Vieron todo lo que había en mi casa; nada quedó en mis tesoros que no les mostrase. 16 Entonces Isaías dijo a Ezequías: Oye palabra del SEÑOR: 17 He aquí vienen días, en que todo lo que está en tu casa, y todo lo que tus padres han atesorado hasta hoy, será llevado a Babilonia, sin quedar nada, dice el SEÑOR. 18 Y de tus hijos que saldrán de ti, que habrás engendrado, tomarán; y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia. 19 Entonces Ezequías dijo a Isaías: La palabra del SEÑOR que has hablado, es buena. Y dijo: ¿Mas no habrá paz y verdad en mis días? 20 Lo demás de los hechos de Ezequías, y toda su valentía, y cómo hizo el estanque y el conducto, y metió las aguas en la ciudad, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 21 Y durmió Ezequías con sus padres, y reinó en su lugar Manasés su hijo.
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