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Capítulo 17
1 Hubo un varón del monte de Efraín, que se llamaba Micaía. 2 El cual dijo a su madre: Los mil cien siclos de plata que te fueron hurtados, tú maldecías oyéndolo yo, he aquí que yo tengo este dinero; yo lo había tomado. Entonces la madre dijo: Bendito del SEÑOR, hijo mío. 3 Y luego que él hubo vuelto a su madre los mil cien de plata, su madre dijo: Yo he dedicado este dinero al SEÑOR de mi mano para ti, hijo mío, para que hagas una imagen de talla o de fundición; ahora, pues, te lo devuelvo. 4 Mas volviendo él a su madre el dinero, tomó su madre doscientos de plata, y los dio al fundidor; y él le hizo de ellos una imagen de talla y de fundición, la cual fue en casa de Micaía. 5 Y tuvo este hombre Micaía burdel de idolatría, y se hizo hacer efod y terafin ( ), y consagró uno de sus hijos; y le fue por sacerdote. 6 En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía como mejor le parecía. 7 Y había un joven de Belén de Judá, de la tribu de Judá, el cual era levita; y peregrinaba allí. 8 Este varón se había partido de la ciudad de Belén de Judá, para ir a vivir donde hallase; y llegando al monte de Efraín, a casa de Micaía, para hacer su camino. 9 Y Micaía le dijo: ¿De dónde vienes? Y el levita le respondió: Soy de Belén de Judá, y voy a vivir donde hallare. 10 Entonces Micaía le dijo: Quédate en mi casa, y me serás en lugar de padre y sacerdote; y yo te daré diez de plata por año, y el ordinario de vestidos, y tu comida. Y el levita se quedó. 11 Acordó, pues, el levita en morar con aquel hombre, y él lo tenía como a uno de sus hijos. 12 Y Micaía consagró al levita, y aquel joven le servía de sacerdote, y estaba en casa de Micaía. 13 Y Micaía dijo: Ahora sé que el SEÑOR me hará bien, pues que el levita es hecho mi sacerdote.
Capítulo 18
1 En aquellos días no había rey en Israel. Y en aquellos días la tribu de Dan buscaba posesión para sí donde morase, porque hasta entonces no le había caído entre las tribus de Israel por heredad. 2 Y los hijos de Dan enviaron de su tribu cinco hombres de sus términos, hombres valientes, de Zora y Estaol, para que reconociesen y explorasen bien la tierra; y les dijeron: Id y reconoced la tierra. Estos vinieron al monte de Efraín, hasta la casa de Micaía, y allí posaron. 3 Y cuando estaban cerca de la casa de Micaía, reconocieron la voz del joven levita; y llegándose allá, le dijeron: ¿Quién te ha traído por acá? ¿Y qué haces aquí? ¿Y qué tienes tú por aquí? 4 Y él les respondió: De esta y de esta manera ha hecho conmigo Micaía, y me ha tomado para que sea su sacerdote. 5 Y ellos le dijeron: Pregunta, pues, ahora a Dios, para que sepamos si ha de prosperar nuestro viaje que hacemos. 6 Y el sacerdote les respondió: Id en paz, que vuestro viaje que hacéis delante del SEÑOR. 7 Entonces aquellos cinco hombres partieron, y vinieron a Lais; y vieron que el pueblo que en ella estaba seguro, ocioso y confiado, conforme a la costumbre de los de Sidón; no había nadie en aquella región que los perturbase en cosa alguna para poseer aquel reino; además de esto, lejos de los sidonios, y no tenían negocios con nadie. 8 Volviendo, pues, ellos a sus hermanos en Zora y Estaol, sus hermanos les dijeron: ¿Qué hay? Y ellos respondieron: 9 Levantaos, subamos contra ellos; porque hemos explorado la región, y hemos visto muy buena; ¿y vosotros os estáis quedos? No seáis perezosos en poneros en marcha para ir a poseer la tierra. 10 Cuando allá llegaréis, vendréis a una gente segura, y a una tierra de ancho asiento; pues que Dios la ha entregado en vuestras manos; lugar donde no hay falta de cosa que sea en la tierra. 11 Y partiendo los de Dan de allí, de Zora y de Estaol, seiscientos hombres armados de armas de guerra, 12 fueron y asentaron campamento en Quiriat-jearim, en Judá; de donde aquel lugar fue llamado el campamento de Dan, hasta hoy; está detrás de Quiriat-jearim. 13 Y pasando de allí al monte de Efraín, vinieron hasta la casa de Micaía. 14 aquellos cinco hombres que habían ido a reconocer la tierra de Lais, dijeron a sus hermanos: ¿No sabéis como en estas casas hay efod y terafines, e imagen de talla y de fundición? Mirad, pues, lo que habéis de hacer. 15 Y llegándose allá, vinieron a la casa del joven levita en casa de Micaía, y le preguntaron cómo estaba. 16 Y los seiscientos hombres, que de los hijos de Dan, armados de sus armas de guerra a la entrada de la puerta. 17 Y subiendo los cinco hombres que habían ido a reconocer la tierra, entraron allá, y tomaron la imagen de talla, y el efod, y los terafines, y la imagen de fundición, mientras estaba el sacerdote a la entrada de la puerta con los seiscientos hombres armados de armas de guerra. 18 Entrando, pues, aquellos en la casa de Micaía, tomaron la imagen de talla, el efod, y el terafin, y la imagen de fundición. Y el sacerdote les dijo: ¿Qué hacéis vosotros? 19 Y ellos le respondieron: Calla, pon la mano sobre tu boca, y vente con nosotros, para que seas nuestro padre y sacerdote. ¿Es mejor que seas tú sacerdote en casa de un hombre solo, que de una tribu y familia de Israel? 20 Y se alegró el corazón del sacerdote; el cual tomando el efod y los terafines, y la imagen, se vino entre la gente. 21 Y ellos tornaron y se fueron; y pusieron los niños, y el ganado y el bagaje, delante de sí. 22 Y ya se habían alejado de la casa de Micaía, los hombres que en las casas cercanas a la casa de Micaía, se juntaron, y siguieron a los hijos de Dan. 23 Y dando voces a los de Dan, volvieron sus rostros, y dijeron a Micaía: ¿Qué tienes que has juntado gente? 24 Y él respondió: Mis dioses que yo hice, que lleváis juntamente con el sacerdote, y os vais; ¿qué más me queda? ¿Y a qué propósito me decís: Qué tienes? 25 Y los hijos de Dan le dijeron: No des voces tras nosotros, que por ventura los varones de ánimo colérico os acometan, y pierdas también tu vida, y la vida de los tuyos. 26 Y yéndose los hijos de Dan su camino, y viendo Micaía que más fuertes que él, volvió y regresó a su casa. 27 Y ellos llevando las cosas que había hecho Micaía, juntamente con el sacerdote que tenía, llegaron a Lais, al pueblo reposado y seguro; y los metieron a cuchillo, y abrasaron la ciudad con fuego. 28 Y no quien los defendiese, porque lejos de Sidón, y no tenían comercio con nadie. Y en el valle que en Bet-rehob. Luego reedificaron la ciudad, y habitaron en ella. 29 Y llamaron el nombre de aquella ciudad Dan, conforme al nombre de Dan su padre, hijo de Israel, bien que antes se llamaba la ciudad Lais. 30 Y los hijos de Dan se levantaron imagen de talla; y Jonatán, hijo de Gersón, hijo de Manasés, él y sus hijos fueron sacerdotes en la tribu de Dan, hasta el día de la transmigración de la tierra. 31 Y levantaron la imagen de Micaía, la cual él había hecho, todo el tiempo que la casa de Dios estuvo en Silo.
Capítulo 19
1 En aquellos días, cuando no había rey en Israel, hubo un levita que moraba como peregrino en los lados del monte de Efraín, el cual se había tomado mujer concubina de Belén de Judá. 2 Y su concubina adulteró contra él, y se fue de él a casa de su padre, a Belén de Judá, y estuvo allá por tiempo de cuatro meses. 3 Y se levantó su marido, y la siguió, para hablarle amorosamente y volverla, consigo un criado suyo y un par de asnos; y ella le metió en la casa de su padre. 4 Y viéndole el padre de la joven, le salió a recibir gozoso; y le detuvo su suegro, padre de la joven, y quedó en su casa tres días, comiendo y bebiendo, y reposando allí. 5 Y al cuarto día, cuando se levantaron de mañana, se levantó también el para irse, y el padre de la joven dijo a su yerno: Conforta tu corazón con un bocado de pan, y después os iréis. 6 Y se sentaron ellos dos juntos, y comieron y bebieron. Y el padre de la joven dijo al varón: Yo te ruego que te quieras quedar aquí esta noche, y se alegrará tu corazón. 7 Y levantándose el varón para irse, el suegro le constriñó a que tornase y tuviese allí la noche. 8 Y al quinto día levantándose de mañana para irse, le dijo el padre de la joven: Conforta ahora tu corazón. Y habiendo comido ambos juntos, se detuvieron hasta que ya declinaba el día. 9 Se levantó el varón para irse, él, y su concubina, y su criado. Entonces su suegro, el padre de la joven, le dijo: He aquí el día declina para ponerse , te ruego que os estéis aquí la noche; he aquí que el día se acaba, ten aquí la noche, para que se alegre tu corazón; y mañana os levantaréis temprano a vuestro camino, y llegarás a tus tiendas. 10 Mas el varón no quiso quedar allí la noche, sino que se levantó y partió, y llegó hasta enfrente de Jebús, que es Jerusalén, con su par de asnos aparejados, y su concubina. 11 Y estando ya junto a Jebús, el día había declinado mucho; y dijo el criado a su señor: Ven ahora, y vámonos a esta ciudad de los jebuseos, para que tengamos en ella la noche. 12 Y su señor le respondió: No iremos a ninguna ciudad de extranjeros, que no sea de los hijos de Israel; antes pasaremos hasta Gabaa. Y dijo a su criado: 13 Ven, lleguemos a uno de esos lugares, para tener la noche en Gabaa, o en Ramá. 14 Pasando, pues, caminaron, y se les puso el sol junto a Gabaa, que de Benjamín. 15 Y se apartaron del camino para entrar a tener allí la noche en Gabaa; y entrando, se sentaron en la plaza de la ciudad, porque no hubo quien los acogiese en casa para pasar la noche. 16 Y he aquí un hombre viejo, que a la tarde venía del campo de trabajar; el cual del monte de Efraín, y moraba como peregrino en Gabaa, pero los moradores de aquel lugar hijos de Jemini ( ). 17 Y alzando el viejo los ojos, vio a aquel viajante en la plaza de la ciudad, y le dijo: ¿A dónde vas, y de dónde vienes? 18 Y él respondió: Pasamos de Belén de Judá a los lados del monte de Efraín, de donde yo soy; y partí hasta Belén de Judá; y voy a la Casa del SEÑOR, y no quien me reciba en casa, 19 aunque nosotros tenemos paja y de comer para nuestros asnos, y también tenemos pan y vino para mí y para tu sierva, y para el criado que con tu siervo; de nada tenemos falta. 20 Y el hombre viejo dijo: Paz sea contigo; tu necesidad toda solamente a mi cargo, con tal que no tengas la noche en la plaza. 21 Y metiéndolos en su casa, dio de comer a sus asnos; y lavaron sus pies, y comieron y bebieron. 22 Y cuando estaban gozosos, he aquí, que los hombres de aquella ciudad, hombres hijos de Belial, cercaron la casa, y batieron las puertas, diciendo al hombre viejo señor de la casa: Saca fuera el hombre que ha entrado en tu casa, para que lo conozcamos. 23 Y saliendo a ellos el varón, señor de la casa, les dijo: No, hermanos míos, os ruego que no cometáis este mal, pues que este hombre ha entrado en mi casa, no hagáis esta maldad. 24 He aquí mi hija virgen, y la concubina de él; os las sacaré ahora; humilladlas, y haced con ellas como os pareciere, y no hagáis a este hombre cosa tan infame. 25 Mas aquellos hombres no le quisieron oír; por lo que tomando aquel hombre su concubina, se la sacó fuera; y ellos la conocieron, y abusaron de ella toda la noche hasta la mañana, y la dejaron cuando apuntaba el alba. 26 Y antes que fuese de día la mujer vino, y cayó delante de la puerta de la casa de aquel hombre donde su señor estaba, hasta que fue de día. 27 Y levantándose de mañana su señor, abrió las puertas de la casa, y salió para ir su camino, y he aquí, la mujer su concubina tendida delante de la puerta de la casa, las manos sobre el umbral. 28 Y él le dijo: Levántate, y vámonos. Mas ella no respondió. Entonces la levantó el varón, y echándola sobre su asno, se levantó y se fue a su lugar. 29 Y al llegar a su casa, tomó un cuchillo, y echó mano de su concubina, y la despedazó con sus huesos en doce partes, y las envió por todos los términos de Israel. 30 Y todo el que veía, decía: Jamás se ha hecho ni visto tal cosa, desde el tiempo que los hijos de Israel subieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Considerad esto, dad consejo, y hablad.
Capítulo 20
1 Entonces salieron todos los hijos de Israel, y se reunió la congregación como un solo hombre, desde Dan hasta Beerseba y la tierra de Galaad, al SEÑOR en Mizpa. 2 Y los cantones de todo el pueblo, de todas las tribus de Israel, se hallaron presentes en la reunión del pueblo de Dios, cuatrocientos mil hombres de a pie que sacaban espada. 3 Y los hijos de Benjamín oyeron que los hijos de Israel habían subido a Mizpa. Y dijeron los hijos de Israel: Decid cómo fue esta maldad. 4 Entonces el varón levita, marido de la mujer muerta, respondió y dijo: llegué a Gabaa de Benjamín con mi concubina, para tener allí la noche. 5 Y levantándose contra mí los señores de Gabaa, cercaron sobre mí la casa de noche, con idea de matarme, y oprimieron mi concubina de tal manera, que ella fue muerta. 6 Entonces tomando mi concubina, la corté en piezas, y las envié por todo el término de la posesión de Israel; por cuanto han hecho maldad y crimen en Israel. 7 He aquí que todos vosotros los hijos de Israel ; daos aquí parecer y consejo. 8 Entonces todo el pueblo, como un solo hombre, se levantó, y dijeron: Ninguno de nosotros irá a su tienda, ni nos apartaremos cada uno a su casa, 9 hasta que hagamos esto sobre Gabaa: que echemos suertes contra ella; 10 y tomaremos diez hombres de cada ciento por todas las tribus de Israel, y de cada mil ciento, y mil de cada diez mil, que lleven bastimento para el pueblo que irá contra Gabaa de Benjamín, para hacerles conforme a toda la abominación que ha cometido en Israel. 11 Y se juntaron todos los hombres de Israel contra la ciudad, ligados como un solo hombre. 12 Y las tribus de Israel enviaron varones por toda la tribu de Benjamín, diciendo: ¿Qué maldad ésta que ha sido hecha entre vosotros? 13 Entregad, pues, ahora aquellos hombres, hijos de Belial, que en Gabaa, para que los matemos, y barramos el mal de Israel. Mas los de Benjamín no quisieron oír la voz de sus hermanos los hijos de Israel; 14 antes los de Benjamín se juntaron de las ciudades de Gabaa, para salir a pelear contra los hijos de Israel. 15 Y fueron contados en aquel tiempo los hijos de Benjamín de las ciudades, veintiséis mil hombres que sacaban espada, sin los que moraban en Gabaa, fueron por cuenta setecientos varones escogidos. 16 De toda aquella gente setecientos hombres escogidos, que eran cerrados de la mano derecha ( ), todos los cuales tiraban una piedra con la honda a un cabello, y no erraban. 17 Y fueron contados los varones de Israel, fuera de Benjamín, cuatrocientos mil hombres que sacaban espada, todos estos hombres de guerra. 18 Luego se levantaron los hijos de Israel, y subieron a la Casa de Dios, y consultaron a Dios, diciendo: ¿Quién subirá de nosotros el primero en la guerra contra los hijos de Benjamín? Y el SEÑOR respondió: Judá el primero. 19 Levantándose, pues, de mañana los hijos de Israel, pusieron campamento contra Gabaa. 20 Porque los hijos de Israel habían salido a hacer guerra contra Benjamín; y los varones de Israel ordenaron la batalla contra ellos junto a Gabaa. 21 Saliendo de Gabaa los hijos de Benjamín, derribaron en tierra veintidós mil hombres de los hijos de Israel. 22 Mas reanimándose el pueblo, los varones de Israel volvieron a ordenar la batalla en el mismo lugar donde la habían ordenado el primer día. 23 Y los hijos de Israel subieron, y lloraron delante del SEÑOR hasta la tarde, y consultaron con el SEÑOR, diciendo: ¿Volveré a pelear con los hijos de Benjamín mi hermano? Y el SEÑOR les respondió: Subid contra él. 24 Y el segundo día los hijos de Israel se acercaron a los hijos de Benjamín. 25 Y aquel segundo día, saliendo Benjamín de Gabaa contra ellos, derribaron por tierra otros dieciocho mil hombres de los hijos de Israel, todos los cuales sacaban espada. 26 Entonces subieron todos los hijos de Israel, y todo el pueblo, y vinieron a la Casa de Dios; y lloraron, y se sentaron allí delante del SEÑOR, y ayunaron aquel día hasta la tarde; y sacrificaron holocaustos y pacíficos delante del SEÑOR. 27 Y los hijos de Israel preguntaron al SEÑOR, (porque el arca del pacto de Dios allí en aquellos días, 28 y Finees, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, se presentaba delante de ella en aquellos días,) y dijeron: ¿Volveré a salir en batalla contra los hijos de Benjamín mi hermano, o me estaré quedo? Y el SEÑOR dijo: Subid, que mañana lo entregaré en tu mano. 29 Y puso Israel emboscadas alrededor de Gabaa. 30 Subiendo los hijos de Israel contra los hijos de Benjamín el tercer día, ordenaron delante de Gabaa, como las otras veces. 31 Y saliendo los hijos de Benjamín contra el pueblo, alejados de la ciudad, comenzaron a herir del pueblo, matando como las otras veces por los caminos, uno de los cuales sube a Bet-el, y el otro a Gabaa por el campo; unos treinta hombres de Israel. 32 Y los hijos de Benjamín decían: Vencidos delante de nosotros, como antes. Mas los hijos de Israel decían: Huiremos, y los alejaremos de la ciudad hasta los caminos. 33 Entonces, levantándose todos los de Israel de su lugar, se pusieron en orden en Baal-tamar; y también las emboscadas de Israel salieron de su lugar, del prado de Gabaa. 34 Y vinieron contra Gabaa diez mil hombres escogidos de todo Israel, y la batalla comenzó a agravarse; mas ellos no sabían que el mal se acercaba sobre ellos. 35 E hirió el SEÑOR a Benjamín delante de Israel; y mataron los hijos de Israel aquel día veinticinco mil cien hombres de Benjamín, todos los cuales sacaban espada. 36 Y vieron los hijos de Benjamín que eran muertos; pues los hijos de Israel habían dado lugar a Benjamín, porque estaban confiados en las emboscadas que habían puesto detrás de Gabaa. 37 las emboscadas acometieron prestamente Gabaa, y se extendieron, y pasaron a cuchillo toda la ciudad. 38 Ya los israelitas estaban concertados con las emboscadas, que hiciesen mucho , para que subiese gran humo de la ciudad. 39 Luego, pues, que los de Israel volvieron en la batalla, y los de Benjamín habían comenzado a derribar heridos de Israel unos treinta hombres, que ya decían: Ciertamente ellos han caído delante de nosotros, como en la primera batalla. 40 Mas cuando el humo comenzó a subir de la ciudad, Benjamín tornó a mirar atrás; y he aquí que el fuego de la ciudad subía al cielo. 41 Entonces se volvieron los varones de Israel, y los de Benjamín se llenaron de temor; porque vieron que el mal había venido sobre ellos. 42 Y volvieron delante de Israel hacia el camino del desierto; mas el escuadrón los alcanzó, y los de las ciudades los mataban en medio de ellos, 43 los cuales cercaron a los de Benjamín, y los siguieron y hollaron, desde Menúha hasta enfrente de Gabaa al nacimiento del sol. 44 Y cayeron de Benjamín dieciocho mil hombres, todos ellos hombres de guerra. 45 Volviéndose luego, huyeron hacia el desierto, a la peña de Rimón, y de ellos rebuscaron cinco mil hombres en los caminos; y fueron siguiéndolos hasta Gidom, y mataron de ellos dos mil hombres. 46 Así todos los que de Benjamín murieron aquel día, fueron veinticinco mil hombres que sacaban espada, todos ellos hombres de guerra. 47 Y se volvieron y huyeron al desierto a la peña de Rimón seiscientos hombres, los cuales estuvieron en la peña de Rimón cuatro meses. 48 Y los varones de Israel volvieron los hijos de Benjamín, y los pasaron a cuchillo, a hombres y bestias en la ciudad, y todo lo que fue hallado; asimismo pusieron fuego a todas las ciudades que hallaban.
Capítulo 21
1 Y los varones de Israel habían jurado en Mizpa, diciendo: Ninguno de nosotros dará su hija a los de Benjamín por mujer. 2 Y vino el pueblo a la Casa de Dios, y se estuvieron allí hasta la tarde delante de Dios; y alzando su voz hicieron gran llanto, y dijeron: 3 Oh SEÑOR Dios de Israel, ¿por qué ha sucedido esto en Israel, que falte hoy de Israel una tribu? 4 Y al día siguiente el pueblo se levantó de mañana, y edificaron allí altar, y ofrecieron holocausto y pacíficos. 5 Y dijeron los hijos de Israel: ¿Quién de todas las tribus de Israel no subió a la reunión del SEÑOR? Porque se había hecho gran juramento contra el que no subiese al SEÑOR en Mizpa, diciendo: Sufrirá muerte. 6 Y los hijos de Israel se arrepintieron a causa de Benjamín su hermano, y dijeron: Una tribu es hoy cortada de Israel. 7 ¿Qué haremos en cuanto a mujeres para los que han quedado? Nosotros hemos jurado por el SEÑOR que no les hemos de dar nuestras hijas por mujeres. 8 Y dijeron: ¿Hay alguno de las tribus de Israel que no haya subido al SEÑOR en Mizpa? Y hallaron que ninguno de Jabes-galaad había venido al campamento a la reunión. 9 Porque el pueblo fue contado, y no hubo allí varón de los moradores de Jabes-galaad. 10 Entonces la congregación envió allá doce mil hombres de los más valientes, y les mandaron, diciendo: Id y pasad a cuchillo a los moradores de Jabes-galaad, con las mujeres y los niños. 11 Mas haréis de esta manera: mataréis a todo varón, y a toda mujer que hubiere conocido ayuntamiento de varón. 12 Y hallaron de los moradores de Jabes-galaad cuatrocientas doncellas que no habían conocido varón en ayuntamiento de varón, y las trajeron al campamento en Silo, que en la tierra de Canaán. 13 Toda la congregación envió a hablar a los hijos de Benjamín que en la peña de Rimón, y los llamaron en paz. 14 Y volvieron entonces los de Benjamín; y les dieron por mujeres las que habían guardado vivas de las mujeres de Jabes-galaad; mas no les bastaron éstas. 15 Y el pueblo tuvo dolor a causa de Benjamín, de que el SEÑOR hubiese hecho mella en las tribus de Israel. 16 los ancianos de la congregación dijeron: ¿Qué haremos acerca de mujeres para los que han quedado? Porque el sexo de las mujeres había sido raído de Benjamín. 17 Y dijeron: Que se salva la heredad de Benjamín, no sea tribu raída de Israel. 18 Nosotros , no les podemos dar mujeres de nuestras hijas, porque los hijos de Israel han jurado, diciendo: Maldito el que diere mujer a Benjamín. 19 , dijeron, he aquí cada año hay fiesta solemne del SEÑOR en Silo, que al aquilón de Bet-el, y al nacimiento del sol al camino que sube de Bet-el a Siquem, y al mediodía de Lebona. 20 Y mandaron a los hijos de Benjamín, diciendo: Id, y poned emboscada en las viñas; 21 y estad atentos; y cuando viereis salir las hijas de Silo a bailar en corros, saldréis de las viñas, y arrebataréis cada uno mujer para sí de las hijas de Silo, y os iréis a tierra de Benjamín. 22 Y cuando vinieren los padres de ellas o sus hermanos a demandárnoslo, nosotros les diremos: Tened piedad de nosotros en lugar de ellos; pues que nosotros en la guerra no tomamos mujeres para todos; pues que vosotros no se las habéis dado, para que ahora seáis culpables. 23 Y los hijos de Benjamín lo hicieron así; y tomaron mujeres conforme a su número, arrebatando de las que danzaban; y yéndose , se volvieron a su heredad, y reedificaron las ciudades, habitaron en ellas. 24 Entonces los hijos de Israel se fueron también de allí, cada uno a su tribu y a su familia, saliendo de allí cada uno a su heredad. 25 En estos días no rey en Israel: cada uno hacía lo recto delante de sus ojos.
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