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Capítulo 1
1 Cuando el rey David viejo, y entrado en días, le cubrían de vestidos, mas no se calentaba. 2 Le dijeron, , sus siervos: Busquen a mi señor el rey una joven virgen, que esté delante del rey, y lo caliente, y duerma a su lado, y calentará a nuestro señor el rey. 3 Y buscaron una joven hermosa por todo el término de Israel, y hallaron a Abisag sunamita, y la trajeron al rey. 4 Y la joven muy hermosa, la cual calentaba al rey, y le servía; mas el rey nunca la conoció. 5 Entonces Adonías hijo de Haguit se levantó, diciendo: Yo reinaré. Y se hizo de carros y gente de caballo, y cincuenta varones que corriesen delante de él. 6 Y su padre nunca lo entristeció en todos sus días con decirle: ¿Por qué haces así? Y también éste era de hermoso parecer; y lo había engendrado después de Absalón. 7 Y tenía tratos con Joab hijo de Sarvia, y con Abiatar sacerdote, los cuales ayudaban a Adonías. 8 Mas Sadoc sacerdote, y Benaía hijo de Joiada, y Natán profeta, y Simei, y Rei, y todos los grandes de David, no seguían a Adonías. 9 Y matando Adonías ovejas y vacas y engordados junto a la peña de Zohelet, que cerca de la fuente de Rogel, convidó a todos sus hermanos los hijos del rey, y a todos los varones de Judá, siervos del rey; 10 mas no convidó a Natán profeta, ni a Benaía, ni a los grandes, ni a Salomón su hermano. 11 Y habló Natán a Betsabé madre de Salomón, diciendo: ¿No has oído que reina Adonías hijo de Haguit, sin saberlo David nuestro señor? 12 Ven pues ahora, y toma mi consejo, para que guardes tu vida, y la vida de tu hijo Salomón. 13 Ve, y entra al rey David, y dile: Rey señor mío, ¿no has jurado tú a tu sierva, diciendo: Salomón tu hijo reinará después de mí, y él se sentará en mi trono? ¿Por qué pues reina Adonías? 14 Y estando tú aún hablando con el rey, yo entraré tras ti, y acabaré tus razones. 15 Entonces Betsabé entró al rey a la cámara; y el rey era muy viejo; y Abisag sunamita servía al rey. 16 Y Betsabé se inclinó, y adoró al rey. Y el rey dijo: ¿Qué tienes? 17 Y ella le respondió: Señor mío, tú juraste a tu sierva por el SEÑOR tu Dios, : Salomón tu hijo reinará después de mí, y él se sentará en mi trono; 18 y he aquí ahora Adonías reina; y , mi señor rey, ahora no lo supiste. 19 Ha sacrificado bueyes, y engordados, y muchas ovejas, y ha convidado a todos los hijos del rey, y a Abiatar sacerdote, y a Joab general del ejército; mas a Salomón tu siervo no ha convidado. 20 Rey señor mío, los ojos de todo Israel sobre ti, para que les declares quién se ha de sentar en el trono de mi señor el rey después de él. 21 Y acontecerá, cuando mi señor el rey durmiere con sus padres, que yo y mi hijo Salomón pecadores. 22 Y estando aún hablando ella con el rey, he aquí Natán profeta, que vino. 23 E hicieron saber al rey, diciendo: He aquí Natán profeta; el cual cuando entró al rey, se postró delante del rey inclinando su rostro a tierra. 24 Y dijo Natán: Rey señor mío, ¿has dicho tú: Adonías reinará después de mí, y él se sentará en mi trono? 25 Porque hoy ha descendido, y ha sacrificado bueyes, y engordados, y muchas ovejas, y ha convidado a todos los hijos del rey, y a los capitanes del ejército, y también a Abiatar sacerdote; y he aquí, están comiendo y bebiendo delante de él, y han dicho: ¡Viva el rey Adonías! 26 Mas ni a mí tu siervo, ni a Sadoc sacerdote, ni a Benaía hijo de Joiada, ni a Salomón tu siervo, ha convidado. 27 ¿Es este negocio por mi señor el rey, sin haber declarado a tu siervo quién se había de sentar en el trono de mi señor el rey después de él? 28 Entonces el rey David respondió, y dijo: Llamadme a Betsabé. Y ella entró a la presencia del rey, y se puso delante del rey. 29 Y el rey juró, diciendo: Vive el SEÑOR, que ha redimido mi alma de toda angustia, 30 que como te he jurado por el SEÑOR Dios de Israel, diciendo: Tu hijo Salomón reinará después de mí, y él se sentará en mi trono en lugar mío; que así lo haré hoy. 31 Entonces Betsabé se inclinó al rey, su rostro a tierra, y haciendo reverencia al rey, dijo: Viva mi señor el rey David para siempre. 32 Y el rey David dijo: Llamadme a Sadoc sacerdote, y a Natán profeta, y a Benaía hijo de Joiada. Y ellos entraron a la presencia del rey. 33 Y el rey les dijo: Tomad con vosotros los siervos de vuestro señor, y haced subir a Salomón mi hijo en mi mula, y llevadlo a Gihón. 34 Y allí lo ungirán Sadoc sacerdote y Natán profeta por rey sobre Israel; y tocaréis trompeta, diciendo: ¡Viva el rey Salomón! 35 iréis vosotros detrás de él, y vendrá y se sentará en mi trono, y él reinará por mí; porque a él he ordenado para que sea príncipe sobre Israel y sobre Judá. 36 Entonces Benaía hijo de Joiada respondió al rey, y dijo: Amén. Así diga el SEÑOR, Dios de mi señor el rey. 37 De la manera que el SEÑOR ha sido con mi señor el rey, así sea con Salomón; y él haga mayor su trono que el trono de mi señor el rey David. 38 Y descendió Sadoc sacerdote, y Natán profeta, y Benaía hijo de Joiada, y los cereteos y los peleteos, e hicieron subir a Salomón en la mula del rey David, y lo llevaron a Gihón. 39 Y tomando Sadoc sacerdote el cuerno del aceite del tabernáculo, ungió a Salomón; y tocaron trompeta, y dijo todo el pueblo: ¡Viva el rey Salomón! 40 subió todo el pueblo en pos de él, y cantaba el pueblo con flautas, y hacían grandes alegrías, que la tierra se hundía con el clamor de ellos. 41 Y lo oyó Adonías, y todos los convidados que con él , cuando ya habían acabado de comer. Y oyendo Joab el sonido de la trompeta, dijo: ¿Por qué se alborota la ciudad con estruendo? 42 Estando aún él hablando, he aquí Jonatán hijo de Abiatar sacerdote vino, al cual dijo Adonías: Entra, porque tú hombre de esfuerzo, y traerás buenas nuevas. 43 Y Jonatán respondió, y dijo a Adonías: Ciertamente nuestro señor el rey David ha hecho rey a Salomón. 44 Y el rey ha enviado con él a Sadoc sacerdote y a Natán profeta, y a Benaía hijo de Joiada, y también a los cereteos y a los peleteos, los cuales le hicieron subir en la mula del rey; 45 y Sadoc sacerdote y Natán profeta lo han ungido en Gihón por rey; y de allá han subido con alegrías, y la ciudad está llena de estruendo. Este el alboroto que habéis oído. 46 Y también Salomón se ha sentado en el trono del reino. 47 Y aun los siervos del rey han venido a bendecir a nuestro señor el rey David, diciendo: Dios haga bueno el nombre de Salomón más que tu nombre, y haga mayor su trono que el tuyo. Y el rey adoró en la cama. 48 Y también el rey habló así: Bendito sea el SEÑOR Dios de Israel, que ha dado hoy quien se siente en mi trono, viéndolo mis ojos. 49 Ellos entonces se espantaron, y se levantaron todos los convidados que estaban con Adonías, y se fue cada uno por su camino. 50 Mas Adonías, temiendo de la presencia de Salomón, se levantó y se fue, y tomó los cuernos del altar. 51 Y fue hecho saber a Salomón, diciendo: He aquí que Adonías tiene miedo del rey Salomón; porque ha tomado los cuernos del altar, diciendo: Júreme hoy el rey Salomón que no matará a cuchillo a su siervo. 52 Y Salomón dijo: Si él fuere virtuoso, ni uno de sus cabellos caerá en tierra; mas si se hallare mal en él, morirá. 53 Y envió el rey Salomón, y lo trajeron del altar; y él vino, y se inclinó al rey Salomón. Y Salomón le dijo: Vete a tu casa.
Capítulo 2
1 Llegaron los días de David para morir, y mandó a Salomón su hijo, diciendo: 2 Yo voy el camino de toda la tierra; esfuérzate, y sé varón. 3 Guarda la ordenanza del SEÑOR tu Dios, andando en sus caminos, y guardando sus estatutos y mandamientos, y sus derechos, y sus testimonios de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que tengas entendimiento en todo lo que hicieres, y en todo aquello que emprendieres; 4 para que confirme el SEÑOR la palabra que me habló, diciendo: Si tus hijos guardaren su camino, andando delante de mí con verdad, de todo su corazón, y de toda su alma, jamás, dice, faltará a ti varón del trono de Israel. 5 Y ya sabes tú lo que me ha hecho Joab hijo de Sarvia, lo que hizo a dos generales del ejército de Israel, a Abner hijo de Ner, y a Amasa hijo de Jeter, los cuales él mató, derramando en paz la sangre de guerra, y poniendo la sangre de guerra en su talabarte que tenía sobre sus lomos, y en sus zapatos que tenía en sus pies. 6 Tú harás conforme a tu sabiduría; no dejarás descender sus canas al sepulcro en paz. 7 a los hijos de Barzilai galaadita harás misericordia, que sean de los convidados a tu mesa; porque ellos vinieron así a mí, cuando iba huyendo de Absalón tu hermano. 8 También tienes contigo a Simei hijo de Gera, hijo de Benjamín, de Bahurim, el cual me maldijo maldición fuerte el día que yo iba a Mahanaim. Mas él mismo descendió a recibirme al Jordán, y yo le juré por el SEÑOR, diciendo: Yo no te mataré a cuchillo. 9 Pero ahora no lo absolverás; que hombre sabio eres, y sabes cómo te has de haber con él; y harás descender sus canas con sangre a la sepultura. 10 Y David durmió con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de David. 11 Los días que reinó David sobre Israel cuarenta años; siete años reinó en Hebrón, y treinta y tres años reinó en Jerusalén. 12 Y se sentó Salomón en el trono de David su padre, y fue su reino firme en gran manera. 13 Entonces Adonías hijo de Haguit vino a Betsabé madre de Salomón; y ella dijo: ¿ tu venida de paz? Y él respondió: , de paz. 14 En seguida dijo: palabra tengo que decirte. Y ella dijo: Di. 15 Y él dijo: Tú sabes que el reino era mío, y que todo Israel había puesto en mí su rostro, para que yo reinara; mas el reino fue traspasado, y vino a mi hermano; porque por el SEÑOR era suyo. 16 Y ahora yo te hago una petición: no me hagas volver mi rostro. Y ella le dijo: Habla. 17 El entonces dijo: Yo te ruego que hables al rey Salomón (porque él no te hará volver tu rostro) para que me dé a Abisag sunamita por mujer. 18 Y Betsabé dijo: Bien; yo hablaré por ti al rey. 19 Y vino Betsabé al rey Salomón para hablarle por Adonías. Y el rey se levantó a recibirla, y se inclinó a ella, y volvió a sentarse en su trono, e hizo poner una silla a la madre del rey, la cual se sentó a su diestra. 20 Y ella dijo: Una pequeña petición pretendo de ti; no me hagas volver mi rostro. Y el rey le dijo: Pide, madre mía, que yo no te haré volver el rostro. 21 Y ella dijo: Dese Abisag sunamita por mujer a tu hermano Adonías. 22 Y el rey Salomón respondió, y dijo a su madre: ¿Por qué pides a Abisag sunamita para Adonías? Demanda también para él el reino, porque él es mi hermano mayor; y tiene también a Abiatar sacerdote, y a Joab hijo de Sarvia. 23 Y el rey Salomón juró por el SEÑOR, diciendo: Así me haga Dios y así me añada, que contra su vida ha hablado Adonías esta palabra. 24 Ahora pues, vive el SEÑOR, que me ha confirmado y me ha puesto sobre el trono de David mi padre, y que me ha hecho casa, como me había dicho, que Adonías morirá hoy. 25 Entonces el rey Salomón envió por mano de Benaía hijo de Joiada, él lo hirió, y murió. 26 Y a Abiatar sacerdote dijo el rey: Vete a Anatot a tus heredades, que tú digno de muerte; mas no te mataré hoy, por cuanto has llevado el arca del Señor DIOS delante de David mi padre, y además has sido trabajado en todas las cosas en que fue trabajado mi padre. 27 echó Salomón a Abiatar del sacerdocio del SEÑOR, para que se cumpliese la palabra del SEÑOR que había dicho sobre la casa de Elí en Silo. 28 Y vino la noticia hasta Joab; porque también Joab se había adherido a Adonías, si bien no se había adherido a Absalón. Y huyó Joab al tabernáculo del SEÑOR, y tomó los cuernos del altar. 29 Y fue hecho saber a Salomón que Joab había huido al tabernáculo del SEÑOR, y que estaba junto al altar. envió Salomón a Benaía hijo de Joiada, diciendo: Ve, y mátale. 30 Y entró Benaía al tabernáculo del SEÑOR, y le dijo: El rey ha dicho que salgas. Y él dijo: No, sino aquí moriré. Y Benaía volvió con esta respuesta al rey, diciendo: Así habló Joab, y así me respondió. 31 Y el rey le dijo: Haz como él ha dicho; mátale y entiérralo, y quita de mí y de la casa de mi padre la sangre que Joab ha derramado injustamente. 32 Y el SEÑOR hará tornar su sangre sobre su cabeza; que él ha muerto dos varones más justos y mejores que él, a los cuales mató a cuchillo sin que mi padre David supiese nada: a Abner hijo de Ner, general del ejército de Israel, y a Amasa hijo de Jeter, general del ejército de Judá. 33 La sangre, pues, de ellos recaerá sobre la cabeza de Joab, y sobre la cabeza de su simiente perpetuamente; mas sobre David y sobre su simiente, y sobre su casa y sobre su trono, habrá perpetuamente paz de parte del SEÑOR. 34 Entonces Benaía hijo de Joiada subió, y lo hirió, y lo mató; y fue sepultado en su casa en el desierto. 35 Y el rey puso en su lugar a Benaía hijo de Joiada sobre el ejército; y a Sadoc puso el rey por sacerdote en lugar de Abiatar. 36 envió el rey, e hizo venir a Semei, y le dijo: Edifícate casa en Jerusalén, y mora ahí, y no salgas de allá a una parte ni a otra; 37 porque sabe de cierto que el día que salieres, y pasares el arroyo de Cedrón, sin duda morirás, y tu sangre será sobre tu cabeza. 38 Y Simei dijo al rey: La palabra buena; como el rey mi señor ha dicho, así lo hará tu siervo. Y habitó Simei en Jerusalén muchos días. 39 Pero pasados tres años, aconteció que se le huyeron a Simei dos siervos a Aquis, hijo de Maaca, rey de Gat. Y dieron aviso a Simei, diciendo: He aquí que tus siervos en Gat. 40 Se levantó entonces Simei, y enalbardó su asno, y fue a Gat, a Aquis, a procurar sus siervos. Fue, pues, Simei, y volvió sus siervos de Gat. 41 Y fue dicho a Salomón como Simei había ido de Jerusalén hasta Gat, y que había vuelto. 42 Entonces el rey envió, e hizo venir a Simei, y le dijo: ¿No te conjuré yo por el SEÑOR, y te protesté, diciendo: El día que salieres, y fueres acá o allá, sabe de cierto que has de morir? Y tú me dijiste: La palabra buena, yo la obedezco. 43 ¿Por qué pues no guardaste el juramento del SEÑOR, y el mandamiento que yo te mande? 44 Dijo el rey a Simei: Tú sabes todo el mal, el cual tu corazón bien sabe, que cometiste contra mi padre David; el SEÑOR pues, ha tornado el mal sobre tu cabeza. 45 Y el rey Salomón bendito, y el trono de David será firme perpetuamente delante del SEÑOR. 46 Entonces el rey mandó a Benaía hijo de Joiada, el cual salió y lo hirió; y murió. Y el reino fue confirmado en la mano de Salomón.
Capítulo 3
1 Y Salomón hizo parentesco en Faraón rey de Egipto, porque tomó la hija de Faraón, y la trajo a la ciudad de David, entre tanto que acababa de edificar su casa, y la casa del SEÑOR, y los muros de Jerusalén alrededor. 2 Hasta entonces el pueblo sacrificaba en los altos; porque no había casa edificada al nombre del SEÑOR hasta aquellos tiempos. 3 Mas Salomón amó al SEÑOR, andando en la institución de su padre David; solamente sacrificaba y quemaba perfumes en los altos. 4 E iba el rey a Gabaón, porque aquél era el alto principal, y sacrificaba allí, mil holocaustos sacrificaba Salomón sobre aquel altar. 5 Y se apareció el SEÑOR a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo Dios: Pide lo que te dé. 6 Y Salomón dijo: Tú hiciste gran misericordia a tu siervo David mi padre, según la manera que él anduvo delante de ti con verdad, con justicia, y con rectitud de corazón para contigo; y tú le has guardado ésta tu grande misericordia, que le diste hijo que se sentase en su trono, como en este día. 7 Ahora pues, el SEÑOR Dios mío, tú has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo joven, que no sé cómo entrar ni salir. 8 Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú elegiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud. 9 Da pues a tu siervo corazón dócil para juzgar a tu pueblo, para que pueda juzgar entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar éste tu pueblo tan grande? 10 Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto. 11 Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, mas demandaste para ti inteligencia para oír juicio; 12 he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, que no haya habido antes de ti como tú, ni después de ti se levantará como tú. 13 Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria; tal, que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días. 14 Y si anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo David tu padre, alargaré tus días. 15 Y cuando Salomón despertó, vio que era sueño; y vino a Jerusalén, y se presentó delante del arca del pacto del SEÑOR, y sacrificó holocaustos, e hizo pacíficos; hizo banquete a todos sus siervos. 16 En aquella sazón vinieron dos mujeres rameras al rey, y se presentaron delante de él. 17 Y dijo una mujer: ¡Ruego, señor mío! Yo y esta mujer morábamos en una misma casa, y yo di a luz con ella en la casa. 18 Y aconteció al tercer día después que yo di a luz, que ésta dio a luz también, y morábamos nosotras juntas; ninguno de fuera estaba en casa, sino nosotras dos en la casa. 19 Y una noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él. 20 Y se levantó a medianoche, y tomó a mi hijo de junto a mí, estando tu sierva durmiendo, y lo puso a su lado, y me puso a mi lado su hijo muerto. 21 Y cuando me levanté por la mañana para dar el pecho a mi hijo, he aquí muerto; mas le observé a la luz del día, y vi que no era mi hijo, que yo había dado a luz. 22 Entonces la otra mujer dijo: No; mi hijo el que vive, y tu hijo el muerto. Y la otra volvió a decir: No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive. hablaban delante del rey. 23 El rey entonces dijo: Esta dice: Mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto; y la otra dice: No, mas el tuyo es el muerto, y mi hijo es el que vive. 24 Entonces dijo el rey: Traedme un cuchillo. Y trajeron al rey un cuchillo. 25 Y el rey dijo: Partid por medio al niño vivo, y dad la mitad a la una, y la otra mitad a la otra. 26 Entonces la mujer cuyo era el hijo vivo, habló al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y dijo: ¡Ruego, señor mío! Dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis. Mas la otra dijo: Ni a mí ni a ti; partidlo. 27 Entonces el rey respondió, y dijo: Dad a aquélla el hijo vivo, y no lo matéis: ella su madre. 28 Y todo Israel oyó aquel juicio que había juzgado el rey; y temieron al rey, porque vieron que había en él sabiduría de Dios para juzgar.
Capítulo 4
1 Así que el rey Salomón fue rey sobre todo Israel. 2 Y estos los príncipes que tuvo: Azarías hijo de Sadoc, sacerdote; 3 Elihoref y Ahías, hijos de Sisa, escribas; Josafat hijo de Ahilud, canciller; 4 Benaía hijo de Joiada sobre el ejército; y Sadoc y Abiatar los sacerdotes; 5 Azarías hijo de Natán era sobre los gobernadores; Zabud hijo de Natán era el príncipe, compañero del rey; 6 y Ahisar mayordomo; y Adoniram hijo de Abda era sobre el tributo. 7 Y tenía Salomón doce gobernadores sobre todo Israel, los cuales mantenían al rey y a su casa. Cada uno de ellos estaba obligado a abastecer un mes en año. 8 Y éstos los nombres de ellos: el hijo de Hur en el monte de Efraín; 9 el hijo de Decar, en Macaz, y en Saalbim, y en Bet-semes, y en Elón, y en Bet-hanán; 10 el hijo de Hesed, en Arubot; éste tenía también a Soco y toda la tierra de Hefer. 11 El hijo de Abinadab, en todos los términos de Dor; éste tenía por mujer a Tafat hija de Salomón; 12 Baana hijo de Ahilud, en Taanac y Meguido, y en toda Bet-seán, que cerca de Saretán, abajo de Jezreel, desde Bet-seán hasta Abel-mehola, y hasta el otro lado de Jocmeam; 13 el hijo de Geber, en Ramot de Galaad; éste tenía también las ciudades de Jair hijo de Manasés, las cuales en Galaad; tenía la provincia de Argob, que en Basán, sesenta grandes ciudades con muro y cerraduras de bronce; 14 Ahinadab hijo de Iddo, en Mahanaim; 15 Ahimaas en Neftalí; éste tomó también por mujer a Basemat hija de Salomón. 16 Baana hijo de Husai, en Aser y en Alot; 17 Josafat hijo de Parúa, en Isacar; 18 Simei hijo de Ela, en Benjamín; 19 Geber hijo de Uri, en la tierra de Galaad, y en la tierra de Sehón rey de los amorreos, y de Og rey de Basán; un gobernador en toda la tierra. 20 Judá y Israel eran muchos, como la arena que junto al mar en multitud, comiendo y bebiendo y alegrándose. 21 Y Salomón señoreaba sobre todos los reinos, desde el río de la tierra de los filisteos, hasta el término de Egipto; y traían presentes, y sirvieron a Salomón todos los días que vivió. 22 Y la despensa de Salomón era cada día treinta coros de flor de harina, y sesenta coros de harina. 23 Diez bueyes engordados, y veinte bueyes de pasto, y cien ovejas; sin los ciervos, cabras, búfalos, y aves engordados. 24 Porque él señoreaba en toda la región que estaba al otro lado del río, desde Tifsa hasta Gaza, sobre todos los reyes del otro lado del río; y tuvo paz por todos lados en derredor . 25 Y Judá e Israel vivían seguros, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, desde Dan hasta Beerseba, todos los días de Salomón. 26 Tenía además de esto Salomón cuarenta mil caballos en sus caballerizas para sus carros, y doce mil caballos de cabalgar. 27 Y estos gobernadores mantenían al rey Salomón, y a todos los que a la mesa del rey Salomón venían, cada uno su mes; y hacían que nada faltase. 28 Y traían también cebada y paja para los caballos, y para las bestias de carga, al lugar donde él estaba, cada uno conforme al cargo que tenía. 29 Y dio Dios a Salomón sabiduría, y prudencia muy grande, y magnanimidad de corazón, como la arena que a la orilla del mar. 30 Que fue mayor la sabiduría de Salomón que la de todos los orientales, y que toda la sabiduría de los egipcios. 31 Y aun fue más sabio que todos los hombres; más que Etán ezraíta, y que Hemán y Calcol y Darda, hijos de Mahol; y fue nombrado entre todas las naciones de alrededor. 32 Y propuso tres mil parábolas; y sus versos fueron cinco mil. 33 También disertó de los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que nace en la pared. Asimismo disertó de los animales, de las aves, de las serpientes, y de los peces. 34 Y venían de todos los pueblos a oír la sabiduría de Salomón, y de todos los reyes de la tierra, donde había llegado la fama de su sabiduría.
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